Ética e inmigración

La Razón, 18-01-2010

A raíz del suceso de Vic, desde la derecha se solicita abrir un nuevo debate sobre la inmigración. Me temo que, si se hace, lo sea más desde el populismo que desde la razón. Al menos así lo indican muchos de los datos a procesar. Desde el hecho de que el chispazo de Vic vino motivado porque en un mes fueron a empadronarse, cuatro inmigrantes indocumentados (literalmente cuatro), y la anécdota se ha tergiversado, al esconder el dato, hasta convertirla en bomba atómica. O hechos más alarmantes, como las manifestaciones del líder popular de Badalona, que afirmó en «COM Ràdio» no estar dispuesto a soportar que las largas listas de espera del Hospital de Can Ruti las estén provocando los inmigrantes «sin papeles», cuando lo cierto es que en Can Ruti no son más de 10 los «sin papeles» de entre los 6000 ciudadanos que esperan. Si sustituimos la ética y la razón por el populismo, estamos perdidos. Y lo que vale para el PP vale también para el demócrata – cristiano alcalde de Vic, que manifiesta con su decisión una curiosa manera de entender el derecho a la vida, por no extenderme en la contradicción que encierra llamar a los «sin papeles» a votar por la independencia y ahora querer echarlos.
O el olvido de los principios de la libertad, igualdad y fraternidad de los concejales socialistas de ese ayuntamiento. También el concejal republicano, que siempre tiene en la boca la solidaridad con los pobres del Tercer Mundo. Seamos serios.

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