«Me dejan hasta las llaves de sus coches»

ABC, TATIANA G. RIVAS | MADRID, 28-12-2009

No hay persona que no pase por delante del serbio Miktaray Akiya sin que le brinde un cálido saludo y una sonrisa. «Hola Milán – como le llaman los vecinos y los trabajadores de la zona – . Te dejo las llaves, viene luego mi mujer a recoger el coche». El BMW 550 negro queda desde ese momento al cuidado de este hombre de 49 años.

Miktaray permanece doce horas, de ocho a ocho, en las puertas del hospital privado Virgen de la Paloma. En los tres años que lleva allí se encarga de vigilar los vehículos del personal sanitario y de los vecinos de la zona. Nadie coloca el tique de los parquímetros. «Yo se lo pongo y algunos, como ves, hasta me dejan las llaves». Miktaray consigue una cifra comprendida entre 30 y 40 euros diarios por este trabajo que le ocupa hasta la mitad del día.

Los controladores del servicio de estacionamiento regulado lo conocen y bromean con él. «Cuando los veo venir, coloco los tiques», comenta jocoso. En las calles de los alrededores de la de Miktaray, en Ciudad Universitaria, hay una veintena de «gorrillas». «Ninguno viene a mi calle – La Loma – . Es mi zona», exhorta.

Los vecinos y trabajadores afincados en el entorno de las calles de Julián Romea, Gerardo Rodrigo, General Dávila y General Asensio Cabanillas temen el cambio de turno de los «gorrillas» de su vía. «De ocho de la mañana hasta las 18.30 hay una decena de negritos. Ellos no hacen nada malo. El peligro viene después, porque llegan los inmigrantes de los países del Este de Europa, beben y están de broncas», advierte un vecino. «Se pegan entre ellos y arañan los coches. Viene la Policía, pero como si nada», amonesta con enfado un empresario de la zona.

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