Roma

El Papa Benedicto XVI compartió ayer una comida con pobres, ancianos y personas sin hogar durante una visita a un comedor de beneficencia, que estuvo marcada por un aumento en la seguridad, después de que una mujer lo derribara, el pasado jueves, poco antes de la Misa del Gallo.

Cuando el Papa sale del Vaticano, a su guardia personal se le suma la policía italiana.

El Pontífice pasó varias horas en el comedor de la comunidad de Sant’ Egidio, un grupo católico laico que ha sido nominado para el Premio Nobel de la Paz.

Benedicto XVI, quien parecía estar en buenas condiciones físicas, comió junto a 150 personas y se sentó junto a Qorbanali Esmaili, un musulmán afgano de 34 años, que ha permanecido en Italia con estatus de refugiado durante la última década. El Papa también compartió mesa con una viuda italiana de 90 años, un gitano de 24, una mujer somalí de 62 y un nigeriano de 35. / REUTERS