Migrantes piden medidas humanas 

Prensa Libre, 21-12-2009

Malacatán. Diversas organizaciones y migrantes centroamericanos solicitaron al Gobierno de Estados Unidos que fomente una política migratoria en beneficio de las personas que llegan a ese país, con la finalidad de trabajar honradamente y que no se les trate como criminales.

La petición se efectuó durante la 12a. edición de la Posada Internacional Sin Fronteras, la cual tuvo lugar en la parte media del puente internacional sobre el río Suchiate, entre los puestos fronterizos de El Carmen, Guatemala, y Talismán, México.

Con el lema “Solo quiero trabajar”, los asistentes pidieron al Gobierno estadounidense cambiar las actuales políticas migratorias, las que son consideradas como inhumanas por el trato y las condenas impuestas a quienes se captura en el intento de ingresar a aquel país del norte.

En un comunicado, emitido por la Casa del Migrante, se pidió que los gobiernos en general tomen conciencia de las acciones egoístas que fomentan al no permitir el ingreso de las personas que buscan un mejor futuro.

Además solicitaron que cese la persecución y maltrato para los indocumentados, y a cambio de ello se vele por su seguridad y un mejor trato por parte de las policías fronterizas.

El significado de la posada del migrante es netamente religioso, pero se conjuga con la ejemplificación de la apertura de las fronteras para los centroamericanos que viajan a EE. UU. a trabajar.

Aparte de Guatemala, participaron el obispo de la Diócesis de San Marcos, monseñor Álvaro Ramazzini; los sacerdotes Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante, y Mauro Valzaretti, de la secretaría de movilidad humana, de la conferencia episcopal y grupos católicos de varias parroquias de San Marcos

Por México asistieron el obispo de la Diócesis de Tapachula, Chiapas, monseñor Leopoldo González y González; Fray Flor de María Rigazzonni, premio nacional de derechos humanos y director de la Casa del Migrante Belén de Tapachula, así como sacerdotes y feligreses de la parroquia de Tuxtla Chico, Chiapas, quienes abrieron las puertas de la frontera mexicana para darle posada a la delegación guatemalteca.

El izabalense Estuardo Flores, de 18 años, va rumbo a EE. UU. decisión que tomó por las precarias condiciones económicas de su familia, pero asegura tener miedo de continuar el camino.

Erwin Otilio Flores, 28, otro migrante guatemalteco, por segunda vez fue deportado hace unos meses.

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