Un beso letal que acabará en prisión

ABC, JOSÉ M. CAMARERO | MADRID, 21-12-2009

Utilizaba, presuntamente, una especie de veneno con el que conseguía aturdir a los hombres con los que intimaba, para así robarles todos los objetos de valor que había en sus viviendas. Pero en una de las ocasiones, la dosis llegó a provocar la muerte de uno de sus ligues. E incluso podría haber provocado otro fallecimiento, a tenor de las investigaciones policiales.

Así es cómo se resume la historia de Verónica E.F.M, ecuatoriana de 34 años, sobre la que ya pesa un auto judicial inculpándola por un posible homicidio o asesinato, otro en grado de tentativa, un delito de lesiones, uno de robo con violencia y otro de robo con violencia continuado.

Hoy tendrá que prestar su primera declaración ante el juez, el paso previo para que se inicie el juicio que determinará si Verónica es culpable de alguno de estos delitos, después de meses de investigación y de que el Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid haya publicado el auto inculpatorio. Fuentes judiciales consultadas por ABC estiman que la pena final podría rondar los 20 años de cárcel.

Mismo «modus operandi»

La similitud de varios casos parecidos llevó a los agentes de la Policía Nacional a relacionar, hasta siete robos que se habían producido prácticamente con el mismo «modus operandi», con la muerte de un varón de 58 años. El «arma» del delito no era otra, supuestamente, que el «beso del sueño»: un líquido azul distribuido en bolsitas que, mezclado con alcohol, provoca el desvanecimiento temporal de cualquier persona.

Se trata de una mezcla de clonazepán y succinato de doxilamina (un sicotrópico con efectos calmantes), que los agentes de la Policía Científica encontraron en la vivienda de la acusada en el momento de su detención.

Según indica el auto judicial, Verónica se dedicaba a acudir a locales de moda de la noche madrileña – disfrazada con pelucas – donde intentaba ligar con «algún hombre maduro», tal y como explicaba una de las compañeras de piso que tuvo, para acompañarlos a sus viviendas. Allí, les preparaba un combinado de alcohol y refrescos en los que, supuestamente, introducía el estupefaciente para adormecerlos. Cuando lo conseguía, se llevaba los objetos de valor que encontraba y huía en un taxi hasta su casa.

El presunto homicidio o asesinato por el que se la inculpa fue tras la muerte de Juan G.R., un hombre de 58 años que fallecía el pasado 13 de marzo en su propia casa. La vivienda estaba completamente desvalijada, pero en la botella de whisky utilizada para preparar el combinado, aparecieron las huellas dactilares de Verónica. Fuentes jurídicas señalan que este homicidio podría estar agravado por la agonizante muerte que sufrió la víctima.

Casos parecidos

Esta pista llevó a los agentes del Grupo V de Homicidios de la Policía, encargado del caso, a relacionar este suceso con una muerte muy parecida, la de Jesús C.Z., unos meses atrás. Y también con el caso de Isidro R. a quienes sus familiares le encontraron semiinconsciente en el local – vivienda donde residía, en Alcalá, víctima de un robo similar, aunque se le trasladó al hospital y pudo salvar su vida.

Tras varios seguimientos, los policías pudieron detener en mayo a Verónica y a María S.C., de origen paraguayo, su pareja sentimental con la que residía. En la vivienda, encontraron móviles, pasaportes falsificados, joyas, ordenadores, cámaras de fotos, relojes… La mayoría de estos bienes pertenecían a Juan G.R., fallecido en marzo, y a Isidro, la víctima de Alcalá.

Verónica, ecuatoriana de 34 años, está acusada de un presunto homicidio o asesinato consumado, otro en grado de tentativa, además de varios delitos de lesiones y robo con violencia. Al parecer, acudía a locales nocturnos, contactaba con hombres maduros y los acompañaba a sus casas. Allí les proporcionaba un líquido en la bebida que le hacía perder el conocimiento, momento que aprovechaba para robarles

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