LA TRONERA

Demonios familiares

El Mundo, ANTONIO GALA, 18-12-2009

¿EL HIJO de un inmigrante húngaro aún no ha aprendido a ser francés? ¿Quizá necesita que se lo digan a gritos? Sin embargo, la supervaloración de su hijo y su boda con la Bruni, y la incorrección de su estatura dan a entender que sí sabe algo de eso. Él cree que así luchará contra el trivalismo, en lugar de favorecer el chovinismo que ellos inventaron. Las menudencias, las luchas históricas, los celos miserables sí se pagarán a los más ignorantes y pequeños. Cosa que no sucede, salvado el Ku Klux Klan, en la olla podrida que es USA, donde es tan difícil distinguir uno de otro sabor. Quizá debiera Sarkozy preguntar qué es ser francés a los ecuánimes de fuera: capaces de percibir una más limpia primera impresión, con perspectiva y sin presiones, mejor que nosotros mismos. Las minorías, las actitudes étnicas, racistas, religiosas, lingüísticas siempre tendrán algo diferente. Más vale avanzar juntos que pararse a pensarlo. Una cosa es tener (identidad) y otra ser tenido (pertenencia). Lo que manda es la vida, no los demonios familiares: eso es ya Berlusconi.

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