Colaboración

El problema de la Sra. Haidar

Deia, por J. Gabriel de Mariscal, * Jurista, 17-12-2009

ENTIENDO que la apropiación del Sahara por Marruecos ha sido una usurpación de su territorio al pueblo saharaui. Es Marruecos quien ha quitado a la Sra. Haidar el pasaporte marroquí por un motivo, a mi juicio fútil. Poner en un papel de inmigración nacionalidad saharaui no modifica obviamente el estatus jurídico de la persona, por lo que arrebatarle el pasaporte es una medida cuando menos enormemente desmesurada. Entiendo igualmente que la Sra. Haidar quiera defender su identidad nacional y los derechos de su pueblo. Pero todo ello es, sin duda y con toda claridad, un problema de la Sra. Haidar y del reino de Marruecos. Que ella crea oportuno defender su posición con una huelga de hambre es una decisión también exclusivamente suya.

La admisión de esta señora en el territorio español por motivos humanitarios no modifica en absoluto lo anterior ni implica para el Gobierno del Estado más obligación que la que tiene frente a cualquier otra persona. Dado que el suicidio no está penado en nuestro Código Penal, que la Sra. Haidar siga con su huelga hasta la muerte no afecta para nada al Gobierno estatal y sigue siendo asunto exclusivamente de dicha señora y del reino de Marruecos. Bien está que por motivos humanitarios se intente convencer a una persona de que deje la huelga de hambre, se hagan gestiones diplomáticas, se le ofrezca toda clase de soluciones y se le ayude a mantenerse. Pero si, además, la persona en cuestión se niega tozudamente a aceptar todo lo que no sea que se cumpla su propósito y esa exigencia se la hace a quien obviamente no puede cumplirlo, en este caso al Gobierno del Estado, no puede legítimamente descargar la responsabilidad de lo que haya decidido en este último gobierno. Tal pretensión tiene toda la apariencia de una extorsión; de lo que suele llamarse un chantaje.

En cuanto a la alimentación o no por fuerza, dadas las circunstancias indicadas, resulta esperpéntico que la Sra. Haidar y su abogada hablen de acudir a los tribunales españoles. ¿Para qué? Yo personalmente creo que, salvo algunas excepciones que ahora no me parecen del caso, las huelgas de hambre son, en principio, una extorsión decidida voluntariamente por quien decide hacerla. Por lo tanto, si la decisión es seguirla a muerte, a nadie se puede imputar responsabilidad por tal efecto salvo al huelguista y, a lo sumo, a quien haya provocado su actitud, siempre que la provocación sea ilegítima En este caso, una vez más la responsabilidad sería, en su caso, del reino de Marruecos, además de la Sra. Haidar.

Aun cuando me parece perfectamente legítima la teoría de que, una vez inconsciente la persona, no puede saberse lo que quiere y, por ello, no sería torcer su voluntad alimentarle en forma artificial, yo no veo que tal cosa sea una obligación de nadie que no haya provocado ilegítimamente la huelga. Por lo tanto, el huelguista se morirá por otras razones, pero no por la conducta de quien no le ha provocado. En cualquier caso, también conviene aclarar que la teoría de la alimentación forzosa a la persona inconsciente no quiebra por el hecho de que ésta haya declarado por escrito su voluntad. Tal declaración sólo es válida mientras su emisor pueda confirmarla, lo que no es posible si está inconsciente. En este caso, no puede saberse obviamente si mantiene o no tal voluntad.

Finalmente, aun cuando no soy ni remotamente un admirador del Gobierno Zapatero, sobre todo, desde hace ya una serie de meses, me parece indecente y miserable la postura del PP, de otros políticos y de gentes biempensantes, incluidos algunos intelectuales. Es un dislate, a mi juicio perversamente interesado, airear que el Estado tiene que resolver el problema, que el gobierno es el obligado a resolverlo y, si no yerro, acusar al gobierno de haber permitido entrar en territorio español a la Sra. Haidar sin papeles. Hay que decir a esta gente, sobre todo, a los políticos, que no siempre es legítimo arrimar el ascua a la propia sardina y la exigencia de que el gobierno supere el problema es pedirle que resuelva la cuadratura del círculo: que haga lo que tienen que hacer el reino de Marruecos y la Sra. Haidar, únicos con posibilidad de resolverlo. Para hacer oposición no basta mirar simplemente qué hace o dice quién está en el gobierno; hay que preguntarse por lo que hace o dice, para criticar, si es que fuere criticable, con razones y argumentos, no con tópicos y despropósitos. Pero esto parece superar al personal de este país.

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