La crisis empaña la imagen del inmigrante

Diario Vasco, 16-12-2009

La imagen de los inmigrantes no deja de deteriorarse en Euskadi debido a la recesión económica. Aunque los vascos se muestran tolerantes con la cultura y las costumbres de los extranjeros, cada vez más ciudadanos temen que su presencia en la comunidad provoque un aumento de los delitos, empeore los servicios sanitarios y aumente las dificultades para percibir ayudas sociales. Así se desprende del último barómetro elaborado por el Observatorio de la Inmigración (Ikuspegi), según el cual el 57% de los vascos teme que su seguridad personal y familiar puede reducirse a causa del flujo migratorio, lo que representa un notable aumento de nueve puntos respecto a la encuesta que se publicó en diciembre de 2008.

Pero lo más novedoso del informe de Ikuspegi, elaborado por los sociólogos Xabier Aierdi y José Antonio Oleaga, y presentado ayer por el director de Inmigración del Gobierno vasco, Miguel Ángel González, es que pone de relieve la creciente preocupación de la población vasca por el futuro del Estado de Bienestar. Por ejemplo, al 45,8% de los ciudadanos autóctonos les inquieta que la llegada de nuevos extranjeros les obligue a «esperar más» en los hospitales, frente al 37,2% que albergaban ese temor el año pasado.

Esa forma de pensar no constituye ninguna novedad. Ya se manifestó en los años sesenta, cuando millones de españoles abandonaron el campo para trabajar en la industria, y en las ciudades les culpaban de saturar los modestos dispensarios médicos de la época. Pero el contexto actual es diferente. La crisis ha sumido en la incertidumbre a los descendientes de aquellos inmigrantes, que hoy temen perder su empleo y son bombardeados a diario con propuestas para recortar los servicios públicos y las pensiones.

Vivienda y subsidios

Según Ikuspegi, el 41% los ciudadanos del País Vasco piensa que la afluencia de inmigrantes provocará una reducción de los salarios, lo que representa siete puntos más que en 2008. Del mismo modo, uno de cada tres encuestados opina que resultará más complicado encontrar vivienda en Euskadi por culpa de la demanda de los extranjeros, proporción que se mantiene relativamente estable respecto a estudios precedentes.

En cambio, aumentan de forma sustancial quienes se imaginan que, en adelante, no será sencillo cobrar subsidios públicos – renta básica, ayudas de emergencia social – porque los trabajadores venidos de fuera también tienen derecho a ellos. Esa opinión es compartida por prácticamente la mitad de los vascos, un dato significativo, puesto que el ejercicio pasado sólo la sostenían el 41,6%.

Los expertos de Ikuspegi lanzan otro aviso: a medida que el panorama económico se ensombrece, se acentúa igualmente en Euskadi la percepción de los extranjeros como posibles competidores en el mercado laboral. El 40,8% de los entrevistados así lo manifiestan, cinco puntos más que en 2008. Igualmente, han aumentado los partidarios de conceder ‘papeles’ únicamente a los inmigrantes que tengan contrato laboral: el 55,8% cree que se debe exigir ese requisito, frente al 45,8% registrado el año pasado.

Por el contrario, la sociedad vasca no parece igual de inquieta por su identidad cultural que por su nivel de vida. Apenas uno de cada siete ciudadanos considera que el colectivo de extranjeros – 136.000 empadronados, el 6% del censo – puede poner en peligro las tradiciones, la lengua y el modo de vida autóctonos. Y sólo una proporción igualmente reducida recela de los problemas que los niños inmigrantes pueden plantear en el sistema educativo.

El informe del Observatorio de Inmigración, basado en 1.200 en cuestas, revela que cuando no se tocan los servicios públicos, el País Vasco todavía tiene una opinión razonablemente buena de los extranjeros, salvo en un punto: se les considera machistas. Ikuspegi también resalta que todos los grupos étnicos mantienen o mejoran su imagen entre los vascos, incluso los magrebíes, que figuran a la cola en el grado de simpatía.

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