Alí gana el combate

El Mundo, PEDRO SIMÓN, 15-12-2009

Interior da por primera vez asilo a un solicitante alegando expresamente que es perseguido por su homosexualidad Madrid


Los días en que la televisión daba imágenes de los cuerpos de aquellos chicos gays balanceándose sin vida de la soga, Alí se tapaba la cara con la almohada. Para que madre no oyera aquel hipar. Para que padre no tirara de aquella manta.


Era un muerto vivo Alí, 36 años y todos los boletos para el cadalso desde esa mañana en que se miró en los ojos de un hombre y en el espejo le salió, como un maleficio, quién era él: un homosexual en Irán.


Fue torturado por la Policía, señalado por la ley, vejado y encerrado. Huyó del país como pudo y dio con sus huesos en España. Desde ayer es el primer extranjero que logra el asilo expresamente por «persecución por orientación sexual», un rescoldo que trae la nueva norma y que estrena Alí llamando a madre nada más tener la documentación, desde una hamburguesería que hoy resplandece más que El Bulli.


- ¿Qué le has dicho?


- Que tengo los papeles. Pero de lo mío no le puedo decir nada. Sería terrible… Perdí el trabajo, no tengo dinero, perdí a mi pareja – enumera radiante – . Pero hoy estoy muy, muy, muy feliz.


La frase encaja porque Alí sabe del devenir de una persona que sea gay y viva en Irán, uno de los nueve países del orbe donde te matan por ser así. Una docena de personas homosexuales – algunos de ellos adolescentes – está a la espera de ser ejecutada por Teherán, con el caso de Nemat Safavi a la cabeza, un joven que fue detenido con 16 años acusado de sodomía y del que han hecho bandera los colectivos de medio mundo. Alí estaría en la lista. Escapó por poco.


«Fui con Firouz, mi pareja, a una fiesta de cumpleaños. Todos éramos homosexuales. Nos juntábamos en secreto. Porque era la única manera de sentirse libre y normal. Entonces la policía tiró la puerta abajo y nos llevó a todos. Nos encerró y nos golpeaban. Nos insultaban. A mí estuvieron torturándome durante una semana. Mientras nos daban, gritaban: ‘Maricones, al día siguiente os vamos a matar’».


Firouz acabó depositando la práctica totalidad de sus tierras como aval y pagó la fianza de ambos. Pero ya sabían lo que les esperaba. Llegados a la encrucijada, los novios tomaron caminos opuestos. Alí dejó atrás su trabajo en una oficina de empleo y pagó a las mafias para el primer destino posible. El lugar fue España.


En diciembre de 2008, el iraní pisaba el aeropuerto de Barajas pidiendo asilo y al cabo de un mes fue acogido en el albergue de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) en Málaga. De todo lo malagueño se ha imbuido Alí en este año sin esposas. En Málaga sueña y en Málaga espera.


«Ha hecho muchos amigos y es muy querido», cuenta David Cedeño, presidente provincial de Colegas, colectivo dedicado a la igualdad de los homosexuales. «Él siempre dice que estuvo preso una semana, pero que su cárcel ha durado 36 años».


Belén Amaro, letrada de Cear, lo contó así cuando presentó la solicitud de asilo de Alí. «Lo que hace su caso excepcional y más grave que el de los demás refugiados es que él no eligió la causa de su persecución. Los demás pueden elegir hacer una cosa o no, ser cristianos, o adúlteras, o ser manifestantes contra un régimen. Pero Alí no eligió ser homosexual».


No será mucho, pero Colegas de Málaga le ha puesto calvo de oro a estas Navidades con Alí y sin Alá. Todo lo que dé el sorteo de la cesta será para él, para que eche a volar ahora que el 27 de diciembre ha de dejar el nido. En Málaga sueña y en Málaga espera. Cómo estará Firouz.

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