P AMPLONA celebró ayer el Día Internacional del Voluntariado con una mesa redonda, una ponencia y un espectáculo de danza que tuvieron lugar en la Casa de la Juventud y a los que asistieron muchos “jóvenes de espíritu”.

María Ángeles Ontoso Ayala acomodaba sus manos sobre el regazo al tiempo que se preparaba para escuchar. No encajaba en el perfil de voluntaria ofrecido por Vicente Baeza Martínez, vicepresidente de la Plataforma de Voluntariado de España (PVE): “El voluntario tiene cara joven, rostro de mujer menor de 30 años y con estudios medios o superiores”. Ontoso vestía un elegante traje de chaqueta azulado y un par de perlas grandes que ocupaban la mayor parte del lóbulo de sus orejas. Mujer, sí, y “joven de espíritu”.

Con 76 años y melena pelirroja, María Ángeles Ontoso forma parte de esa pequeña estirpe de mayores que un día decidieron dedicar parte de su tiempo a labores de voluntariado, y que ayer llenaron la sala. “Me quedé viuda, y mi hija me propuso que ayudase a alguna entidad”, comenta. Desde entonces la ONCE recurre a María Ángeles cuando alguna de sus invidentes necesita que la recojan para llegar hasta las instalaciones de la organización.

“Esta jornada está en especial dirigida a los jóvenes a los que acudimos solicitando apoyo y compromiso para realizar actividades de voluntariado”. Con estas palabras, Maite Font Arellano, vocal de la Plataforma de Voluntariado Español, dio comienzo a la mesa redonda en la que los representantes de siete organizaciones lanzaron un claro mensaje: “Necesitamos más voluntarios”. Los jóvenes que ayer se acercaron a la Casa de la Juventud, sin embargo, optaron por hacer sonar sus guitarras en las salas contiguas al auditorio donde se celebraba el acto.

Jóvenes comprometidos

Uno a uno miembros de la ONCE, Cruz Roja Juventud, Ayuda al Vecino, SEI (Servicio Socio – Educativo Intercultural), Voluntariado de San Juan de Dios, Cáritas y la Asociación de Voluntarios de Navarra (ASVONA) explicaron su situación al tiempo que un debate acerca de la capacidad de compromiso de los jóvenes comenzaba a adquirir forma. “Contamos con un equipo de 32 voluntarios de los que seis atienden a enfermos en cuidados paliativos. Los pacientes muchas veces no hablan, y es difícil que un joven entienda el valor que tiene el estar agarrando la mano de esa persona durante dos horas”, aseguró María Pilar Huarte, coordinadora del programa de voluntariado del hospital San Juan de Dios de Pamplona. “Además, buscamos gente estable y el cambiante ritmo vital y los horarios de los jóvenes hacen que no puedan adquirir en ocasiones el mismo compromiso”, continuó Luis Fernández, de Ayuda al Vecino.

Aitor Domench Ozcariz, representante de SEI, organización que a principios de este mes recibió el galardón de la Juventud 2009 por su labor de acompañamiento de jóvenes inmigrantes, destacó que esta institución se sustenta precisamente gracias a los jóvenes a los que minutos antes se les achacaba falta de responsabilidad. SEI sobrevive por medio de la colaboración de 40 voluntarios que invierten entre cuatro y cinco horas semanales en las actividades de ocio y tiempo libre que se organizan y las clases de idiomas que ofrecen. “Los inmigrantes que llegan a SEI sufren del conocido como duelo migratoriopor el que no se sienten ni del país que abandonaron ni del que acaban de llegar. A esto se une el que son adolescentes pasando por una etapa de cambio”, continuó Domench.

En la ponencia que siguió a la mesa redonda, Vicente Baeza, vicepresidente de PVE y miembro de Movimiento por la Paz, trató de remarcar que “lo que los gobiernos ofrecen a las organizaciones de voluntariado no es una subvención, sino una inversión para la mejora del país”.

Por su parte, el grupo de danza Konmoción cerró el día con piezas improvisadas de tres minutos de duración con las que trataron de representar el fenómeno del voluntariado.