El inverosímil ´tribunal islámico´ de Valls

La denunciante todavía no ha declarado ante el juez, que la citará por tercera vez

La Vanguardia, , 11-12-2009

SARA SANS – Tarragona

La víctima declara que fue juzgada por veinte hombres, pero luego la vigilaba sólo una mujer con un bebé

Los Mossos detuvieron en noviembre a nueve presuntos integrantes del tribunal, seis siguen en prisión
inco de los detenidos son indigentes, C verdadero lumpen de la inmigración magrebí, gente sin formación ni práctica religiosa que vive en chabolas, de tribunal islámico no hay nada de nada". Así de contundente se pronuncia Anton Aluja, abogado de dos de los miembros que supuestamente habrían constituido un tribunal islámico en Valls para aplicar la charia a una mujer. Las contradicciones en las declaraciones que hizo ante los Mossos d´Esquadra la presunta víctima y ante el juez el único testigo del caso y los implicados – a los que ha tenido acceso La Vanguardia-refuerzan la versión del letrado. Los Mossos mantienen que se trata de un caso de integrismo religioso aunque fuentes policiales de la lucha antiterrorista aseguran que no están investigando ninguna célula en la zona.

El juzgado de instrucción número 1 de Tarragona mantiene a los nueve detenidos por los Mossos – seis en prisión preventiva y tres en libertad, entre ellos el supuesto verdugo-los cargos por detención ilegal, asociación criminal y homicidio en grado de tentativa. Las detenciones se realizaron el 14 de noviembre pero los hechos se remontan al 23 de marzo. Ese día, sobre las diez de la noche, la presunta víctima – embarazada de siete meses-entró en un bar de Valls, ubicado a unos cien metros de una masía semiabandonada donde vivían, al menos, cinco de los detenidos en precarias condiciones.

“Estaba muy nerviosa y atemorizada”, explicó el propietario del bar, de nacionalidad española, cuando los Mossos le tomaron declaración, diez días después.

“Me dijo que le querían pegar en la barriga, sin especificar quién la quería pegar”. Según el relato de este único testigo, la mujer no quería llamar a la policía, “porque no tenía papeles” y había varios clientes en el bar que presenciaron los hechos. Le sirvió un zumo y, al cabo de veinte minutos, la convenció y llamó a la policía local de Valls. Este testigo se ratificó ante el juez y añadió que la mujer “no dijo nada de un tribunal islámico o una sentencia del mismo” y que “la chica lo que quería es que la llevara a Tarragona a casa de su hermana”.

Cinco días después, el 7 de abril, los Mossos tomaron declaración a la “víctima/ denunciante”. Su relato arranca en Tarragona el 22 de marzo. Asegura que sobre las 19 horas de aquel día, una mujer la obligó a subir a un coche y que la llevaron a la masía de Valls donde presuntamente la habrían juzgado. El día siguiente la trasladaron a otro piso donde, contra todo pronóstico y teniendo en cuenta que querían matarla, la custodió una mujer con un bebé de tres meses. La mujer termina su declaración afirmando que “no conozco a ninguna de las personas que vi y no sospecho de nada”, pero dice que ha interpuesto varias denuncias contra el padre del bebé que espera por maltratos y amenazas de muerte, “porque no quiere que lo tenga”, pero no especifica por qué motivos. Los Mossos relacionaron el caso con un grupo islámico salafista, que tiene presencia en varias localidades tarraconenses. Durante meses, y bajo secreto sumarial, vigilaron la masía – incluso con helicóptero-y a sus moradores y realizaron escuchas telefónicas hasta que en noviembre hicieron las detenciones.

De la actuación judicial, de más de 1.300 folios, se ha levantado el secreto de sumario de poco más de cien. La víctima todavía no ha declarado ante el juez. Tenía que hacerlo el 18 de noviembre desde Ceuta mediante videoconferencia y luego 3 de diciembre en Tarragona pero no compareció. “La denuncia es inconsistente e incoherente y se contradice con el único testigo”, dice el abogado Aluja. Fuentes policiales apuntan que, más que una red integrista, podría tratarse de algún asunto relacionado con la prostitución. En Valls, donde viven unos 2.000 musulmanes, las detenciones y la posibilidad que se hubiera celebrado un juicio islámico ha causado estupor. El imán, a quien los Mossos interrogaron dice que nada de esto tiene que ver con la mezquita.

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LA DENUNCIANTE

SECUESTRADA. Los Mossos no han localizado a la mujer que según la presunta víctima “la obligó a subir a un coche”, ni tampoco al hombre que condujo el vehículo hasta la masía de Valls. Allí dice que la esperaban veinte hombres y la hicieron sentarse en una sala donde “había muchas sillas en circulo”. Según ella, “vestían todos túnicas largas hasta los pies”. No dice nada de barbas ni turbantes.

SENTENCIA. A la mañana siguiente, la llevaron a casa de un matrimonio con un bebé de tres meses. Una vez allí, el hombre se marchó y ella se quedó con la mujer “comimos juntas y hablamos”. Por la noche, estando ella en el comedor, oyó al hombre que decía en la habitación: “Ya han dictado sentencia y la tengo que matar a ella y al bebé” a lo que su esposa habría respondido que “yo nunca me he metido en tu grupo de política pero no quiero que mates a una persona”.

HUIDA. La víctima, “se asustó tanto que se orinó encima y mientras la pareja discutía aprovechó para escapar”. Y llegó al bar. Su propietario negó que estuviera mojada. Ella asegura que entró un hombre marroquí, del que detalla altura, edad y vestimenta, que quería matarla. Él también lo niega.
LOS IMPUTADOS

ACOGIDA. El matrimonio que presuntamente retuvo a la mujer asegura que todo es una invención. Que la acogieron para que no estuviera en la masía y que al día siguiente ella les pidió dos euros y se fue porque tenía una visita al médico.

COMPORTAMIENTO EXTRAÑO. La pareja explica que la presunta víctima tenía un comportamiento extraño y que, por ejemplo, rodeó su cama con sal. Vecinos y conocidos se han puesto a disposición del matrimonio para declarar a su favor. Él, el supuesto verdugo, afirma que no reza ni es practicante musulmán. Su esposa viste como cualquier mujer occidental. Incluso el juez mantiene que el matrimonio no aparenta formar parte de ningún movimiento islamista radical.

POCO MUSULMANES. Uno de los imputados, en libertad, que tiene alquilada una nave en la masía, aseguró al juez que deja dormir ahí a otro de los imputados – un hombre de setenta años que sigue en prisión-“porque no tiene donde ir”. Dice que “quizás, trajeran a la mujer para algún servicio de prostitución” y reitera que “las personas que viven en la masía no tienen que ver con el islam, uno bebe alcohol, otro fuma y otro consume rape”.

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