política

Haidar, como una roca

El Correo, TONIA ETXARRI, 09-12-2009

Aminatu Haidar, de tanto aguantar en las cárceles marroquíes, ha curtido su piel y fortalecido su resistencia. Su entrega a la causa saharaui ha endurecido su alma. Ni le conmueven sus hijos, que evitaron pedirle que desistiera de su huelga de hambre para emplazar, sin embargo, 23 días después, a «la conciencia de la humanidad» para que alguien ayude a su progenitora. Ni le intimida el monarca alauí, hecho un basilisco porque en el pasaporte recalcó su pertenencia al Sáhara y no a Marruecos. Ni agradece los intentos del Gobierno español para buscarle una salida humanitaria para garantizar su regreso a El Aaiún, junto a su familia. Aminatu es una roca. Y, probablemente, le interese más airear el conflicto dormido de su tierra (abandonada también por el Gobierno español, desde el último Plan Baker) que reunirse con sus pequeños y con un compañero que espera que vuelva, según dice, «viva o muerta».
Entre la roca de Aminatu y el desprecio del Gobierno marroquí, el ministro Moratinos tiene un problema (se le agolpan de un tiempo a esta parte) desde que su homólogo marroquí le mandara el dardo envenenado en forma de activista del Polisario y no pudo, siquiera, rechistar. O, si lo hizo, no sirvió de nada. Con el deterioro físico de Aminatu en el escaparate del aeropuerto canario, dispuesta a morir si no puede regresar a casa con su pasaporte, y las amenazas del Gobierno marroquí sobre el peligro del deterioro político entre los dos países, dispuesto a no hacer nada para salvar la vida de la activista, ha quedado en evidencia la dificultad de lograr una armoniosa sintonía en la Alianza de Civilizaciones con que sueña el presidente Zapatero. Las civilizaciones de España y Marruecos, si está el Sáhara por el medio, en vez de aliarse, chocan.
Todo un papelón para el ministro Moratinos, una vez cometido el error de aceptar el traslado de Aminatu por orden y mandato del Gobierno marroquí, que no ha mostrado ningún respeto por el Ejecutivo español a pesar de la amistad que mantiene con el Rey Juan Carlos, heredada del trato cercano con que la Corona dispensó a su padre. Y tiene Moratinos un difícil papel porque el Gobierno ha demostrado no tener margen de maniobra con Marruecos.
El régimen del monarca alauí, siempre tan instalado en la prepotencia al recalcar que nuestra estabilidad en inmigración, en política pesquera y en parte de la calma terrorista dependen de él, está planteando un pulso directo al Gobierno de Zapatero, en apuros a la hora de pedir apoyos. Porque Zapatero está solo. Quizás por eso ha pedido arrope parlamentario y la oposición le ha respondido. Tendrá que acordarse de este gesto en un futuro cuando critique la labor del PP.
Pero el apoyo parlamentario no basta. Necesita aliados y en esta ocasión Francia está con Marruecos. Si en el conflicto de Perejil la ministra De Palacio descolgó el teléfono para pedir ayuda a Colin Powell (una llamada que resultó decisiva), ahora vemos que la situación del Gobierno de Zapatero con el de Estados Unidos no es tan privilegiada. A pesar de las fotos con Obama. Zapatero tiene que agotar el tiempo para dar un golpe de timón, implicar a la UE y pedir una ofensiva diplomática en toda regla frente a Marruecos. ¿O es que nuestra posición en Europa no es tan importante como nos cuentan permanentemente desde Moncloa?

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