El ´caso Haidar´ enturbia la relación entre España y Marruecos

Peligra la salud de la activista, que suma 21 días en huelga de hambre en Lanzarote

La Vanguardia, , 06-12-2009

SERGIO HEREDIA – Madrid

De la Vega y Moratinos se muerden la lengua, pero se advierte un fondo de tambores
Aminatu Haidar (42 años, dos hijos), mujer enjuta y frágil, circula en silla de ruedas por los pasillos del aeropuerto de Lanzarote. Acorralada entre sus creencias nacionalistas y las trabas políticas, la mujer ya suma 21 días en huelga de hambre, una postura que ha acabado saltando a un primer plano: conforme merma su salud, se multiplica la irritación en el seno del Gobierno español. El laberinto vivió ayer un nuevo episodio. Según un comunicado del ejecutivo marroquí, el reino alauí no admitirá en su territorio a la activista saharaui mientras no pida perdón, una perspectiva improbable: “Yo no he creado esta situación de crisis – ha dicho Haidar, con un hilillo de voz, en los últimos días-.Los responsables son los gobiernos español y marroquí”. La situación, que se agrava día a día, podría degenerar en un conflicto diplomático entre los dos países.

A la espera de nuevos episodios, y pese al conflictivo capítulo del vuelo Lanzarote-El Aaiún que no pudo realizarse (ver información adjunta), España descarta elevar una protesta diplomática. Por ahora, se considera que sólo un acuerdo con Rabat permitirá que Haidar regrese al Sáhara. Y esto necesita de mucha conversación entre bambalinas.

Han pasado 24 días desde el 13 de noviembre, fecha de inicio del proceso. Procedente de Nueva York – donde había sido premiada por su defensa de los derechos humanos en el Sáhara Occidental-,Haidar fue detenida cuando volvía a casa, en el aeropuerto de El Aaiún. Anunciándole que se había abierto una causa judicial en su contra, las autoridades marroquíes le retuvieron el pasaporte y el móvil y la embarcaron hacia Lanzarote. Al disponer de un permiso de residencia español, España admitió su entrada en el territorio. “Haidar había sido expulsada por Marruecos, colocada en un avión y entregada en la frontera”, dijeron fuentes de Exteriores a La Vanguardia.

Lejos de solucionarse en pocas horas, el caso se emponzoñó hasta convertirse en un asunto con muy mala pinta: hoy, mientras la vicepresidenta De la Vega y el ministro Moratinos se muerden la lengua – “Yo no califico (la gestión de Rabat). Sólo busco soluciones”, declaraba ayer De la Vega-,se advierte un fondo de tambores. “Marruecos no deja una rendija abierta. España no merece ese trato”, ha dicho Elena Valenciano, responsable de relaciones internacionales del PSOE.

Desde aquel 13 de noviembre, Haidar permanece atrapada en Lanzarote. En ese tiempo, ha denunciado a Marruecos por expulsión ilegal y a España por retenerla contra su voluntad. Y desde el día 16, está en huelga de hambre.

El Gobierno español está en un atolladero. Presionado por múltiples frentes – la opinión pública se ha implicado en el asunto, azuzada por actores, músicos y escritores-,España brindó alternativas a Haidar. “Pudo recoger otro pasaporte en un consulado marroquí en España, se le ofreció el estatuto de asilo, incluso se le hubiera concedido la nacionalidad española por motivos humanitarios – ha dicho a este diario Agustín Santos, director del gabinete de Exteriores-.Pero lo ha rechazado todo”.

“Nunca voy a aceptar ni el asilo político ni la nacionalidad española – ha contestado Haidar-.Yo sólo tengo una solicitud, y es que se me devuelva a mi tierra, el Sáhara Occidental. Si España es incapaz de resolver mi situación, me lleva hacia la muerte”.

Encarrilados los frentes diplomáticos, parecía abrirse el cielo el viernes, cuando el ministerio del Interior español concedió un salvoconducto a Haidar: según el ejecutivo español, la activista podría volar a El Aaiún en un avión medicalizado. Tumbada en una camilla, entre gestos de victoria, la mujer llegaría a despedirse del centenar de saharauis que la han escoltado estos días en el aeropuerto de Lanzarote. Sin embargo, Marruecos vetó el despegue. Y Haidar volvió a tierra.

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