EDITORIAL

Un embrollo político y humanitario

- Rabat ha aprovechado el "caso Haidar" para cargar a Madrid un problema interno

Diario de Navarra,   PDF, 06-12-2009

M ARRUECOS rechazó anteayer la entrada de la activista saharaui Aminatu Haidar a El Aaiún, a pesar de contar con una autorización de salida desde el territorio español, lo que ayer lamentó “profundamente” Agustín Santos, jefe del Gabinete de Asuntos Exteriores español, que considera la conducta del país vecino contraria al Derecho internacional. El embrollo jurídico y diplomático no es fácil y da material para un guión de enredo.
Santos insistió en que Marruecos no ha aceptado las condiciones ofrecidas por el Gobierno español para la vuelta de Haidar a El Aaiún, después de tres semanas en huelga de hambre en Lanzarote, donde aterrizó procedente de El Aaiún tras ser arrestada por la seguridad marroquí – que antes le privó de pasaporte – el pasado 13 de noviembre por no definirse como marroquí. Marruecos reconoce que en otras ocasiones Haidar entró en el país como saharaui. Por otra parte, para pisar suelo español los súbditos marroquíes necesitan pasaporte y visado, de modo que la activista llegó a España de manera irregular. Todo un embrollo en el que se mezclan los problemas legales, diplomáticos y la cerrazón de fondo de Marruecos de querer resolver el problema de forma negociada.

Rabat se ha burlado de Madrid sin disimulo. Autorizó anteayer que Haidar viajara a El Aaiún acompañada por un alto cargo de Exteriores y luego, cuando estaba a punto de despegar el avión medicalizado, cambió de idea y denegó el permiso, si Haidar – perdida durante años en prisiones marroquíes – no pedía perdón al soberano alauita. Sólo los incondicionales pueden sostener que Marruecos es un país democrático al uso, con un Gobierno que no desaprovecha la ocasión de crear a Madrid, tan complaciente, un problema. El Gobierno español, en este caso, se ha visto aprisionado por su vocación de llevarse bien con Marruecos y la “mala conciencia” de su giro posibilista en el contencioso del Sahara desde la tradicional posición favorable al Frente Polisario del PSOE. En el medio, un problema humanitario con nombre de mujer.

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