Fue un canto a la multiculturalidad, o la misma multiculturalidad cantando. Grupos de once países, pertenecientes a trece agrupaciones de inmigrantes en Navarra, protagonizaron ayer la cuarta edición del Festival de las Naciones. El Teatro Gayarre se llenó para asistir a este espectáculo de música y baile que organizaba con motivo del Día de Navarra el Departamento de Relaciones Institucionales del Gobierno foral.
Un espectáculo, que según decía una de las organizadoras del concierto, Pilar Chozas, en una frase que después se repetiría en la presentación, pretendía demostrar que la “multiculturalidad es un caudal de innovación” por la que conviene “apostar para los tiempos que vienen”.

Trece asociaciones

Este año el Festival contaba con la colaboración de trece asociaciones. Estaban Ofu Obi Dance, de Nigeria, que interpretó un baile de la región de Igbo; la Asociación de Senegaleses de Navarra, que mostró ritmos de Dakar y el Ma – mbalaje,ritmo oficial del país; la Asociación de Congoleños de Navarra, que enseñó el Nganes,un baile tradicional de la nación, la Asociación de Nicaragüenses de Navarra, que optó por la danza folclórica de El jarabe chinchón;la asociación Raduga de Rusia, con canciones y bailes del país, la Asociación de Búlgaros en Navarra, que exhibió las música y el baile de la región de Pirin, la asociación colombiana ASOCOLON, que eligió Vueltas antioqueñasy Salsa colombiana;la Asociación de Ghana Unión, que programó las danzas Adowa, típicas del centro y el sur del país; dos asociaciones camerunesas, la Asociación de Cameruneses de Navarra y Amigos y la Comunidad Cultural Baoufam y Amigos de Navarra, que mostraron bailes típicos como el Nguemeo la Danza samalí;el Centro Argentino Navarro, que tiró del tango pero también de La chacarera;y dos asociaciones peruanas, Contigo Perú y Perú Arte, que organizaron un espectáculo basado en canciones tradicionales del país.

Cada país eligió un ritmo para representar a su país. Por ejemplo, los argentinos, por supuesto, no pudieron olvidar el tango, pero se acordaron “del rico folclore que hay en el país, procedente en muchos casos de ritmos europeos”, explicaba Rita Leticia Viscarra, del Centro Argentino Navarro. Lahad Diouf, senegalés, explicaba poco antes de salir a escena que el “ballet y el ritmo” que iban a llevar al escenario con sus tambores era una música nacional en su país, un ritmo “en que el llevaban trabajando muchos años”. Por su parte, Savi Arseniev, búlgaro, especificaba que habían elegido para representar a su país la música de la región de Pirin, mientras que el camerunés Christian Dibandjo afirmaba que el Nguembe, la danza típica que llevaron al Gayarre, era un ritmo “que se vive en la calle”, con el que mostrar que en la vida “hay mucho más que el dinero”.