Xenofobia rampante

La Vanguardia, , 01-12-2009

Consuelo Sánchez-Vicente
Puede parecer anecdótico: que minaretes sí, que minaretes no. Una forma como cualquier otra de perder el tiempo de una sociedad razonablemente bien alimentada y satisfecha como la suiza. Pero a mí el referéndum de los minaretes me parece inquietante y aleccionador. Inquietante porque donde las encuestas pronosticaban tan sólo un 37% a favor de la propuesta de la ultraderecha suiza de prohibir por ley la construcción de minaretes en las mezquitas, las urnas han salido… por la culata de la democracia: la xenofobia rampante. Aleccionador porque me temo que Suiza no es una excepción

Con un voto a favor del 57,5% y una participación significativamente mayor de la esperada, la hipercivilizada Suiza votó el domingo en referéndum prohibir por ley a los 400.000 musulmanes que se calcula que viven allí que construyan minaretes en sus mezquitas. Sigues leyendo y te dices, será que allí no cabe un minarete más. Pero sigues leyendo y, sorpresa, en Suiza tan sólo hay cuatro mezquitas con minarete. Piensas, menudo escándalo debían de armar esos cuatro almuédanos llamando cinco veces al día a la oración desde los cuatro minaretes de sus cuatro mezquitas, grandes debían de ser la controversia y las protestas como para que los ultras hayan conseguido en sólo dieciocho meses la 100.000 firmas precisas para convocar un referéndum nacional en Suiza. Pero, sigues leyendo, y te encuentras con que desde esos cuatro minaretes no se llama a la oración para no violar la normativa sobre ruidos.

¿Y entonces? Si no es porque proliferen como nuestros molinillos eólicos rompiendo el paisaje, ni por el ruido, ¿qué razón hay para que la mayoría de los suizos secunde semejante irracionalidad ultra? Siento decir que tengo la impresión de que esos minaretes no son más que la excusa vergonzante de un sentimiento nacionalista xenófobo, no sólo ultra, sino mayoritario en 19 de los 23 cantones suizos, todos menos Ginebra, Vaud, Neuchatel y Basilea. Incluidas la capital, Berna, y la principal ciudad, Zurich. Miedo a la supuesta islamización (que cada cual puede sustituir por su particular demonio doméstico) del país. Si seguimos entrenando, podría ocurrir aquí.

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