Guerra al minarete en plena Europa

El Mundo, FÁTIMA RUIZ, 01-12-2009

El voto de la intolerancia y del miedo al islam en el referéndum suizo desata las alarmas Madrid


¿Se imagina ir a votar para prohibir los campanarios? La guerra que la neutral Suiza ha declarado a los minaretes puso ayer en guardia a Europa.


Aplicar doble rasero a una torre religiosa en función del dios hacia el que se eleve es una «flagrante violación de los derechos humanos», declaraba ayer a este diario el presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Lluís María de Puig. «Se trata de un signo regresivo, de exclusión, que tiene que ver con la intolerancia y el miedo», advierte, matizando que el rechazo a los minaretes en el referéndum suizo «es una decisión visceral» y basada en el «desconocimiento».


Voces similares se alzaban por toda la UE. La presidencia sueca se «sorprendía» de la decisión de consultar a la población un asunto tan delicado, el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, se «escandalizaba» por el resultado y un responsable del partido de Angela Merkel advertía de que el voto (57,5% de la población) «debe ser tomado en serio». El símbolo atacado, además, no es baladí.


«Se ha llegado a decir que los minaretes son la señal de la victoria del islam sobre Europa», señala de Puig. La campaña de la extrema derecha suiza se ha encargado de traer a colación el poema que llevó a la cárcel hace una década al hoy primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en el que se calificaba a las torres que flanquean las mezquitas de «bayonetas». Los populistas de la UDC, impulsores de la iniciativa, abundaban en la metáfora del arma en un cartel en el que aparecía la bandera nacional atravesada por varios minaretes en forma de misil.


El resultado del referéndum «muestra el deterioro en la percepción de los musulmanes y el fracaso de las políticas de integración europeas», dice Carlos de Cueto, autor de un estudio sobre el tema para la Fundación Euroárabe, de la que es vicesecretario. «Se les está asociando cada vez más con la arrogancia, la violencia y el fanatismo», asegura, repartiendo la responsabilidad de tal degradación en su imagen entre los medios de comunicación, los musulmanes moderados que no critican con suficiente vehemencia la radicalización de ciertos sectores y los políticos «que hacen suyas retóricas xenófobas».


Y es que ayer, en el río revuelto, algunos partidos de la extrema derecha europea trataban de pescar votos, invocando una consulta similar en sus propios países. «Lo que es posible en Suiza debe poder hacerse aquí también», manifestaba el diputado holandés Geert Wilders, alabando un resultado que calificó de «fabuloso». No era el único empeñado en rentabilizar el miedo a la «islamización» del Viejo Continente. El Frente Nacional francés de Marine Le Pen instó a las «élites» a «dejar de negar las aspiraciones y temores de los pueblos europeos que, sin oponerse a la libertad de culto, rechazan los signos ostentosos que pretenden imponer los grupos político – religiosos musulmanes».


Pero no son sólo los extremos del arco iris político los que agitan los fantasmas de la invasión musulmana. Algunos políticos de fuera de su espectro toman prestada su retórica. «Sarkozy la utiliza a veces para conservar a su electorado más a la derecha», explica Mohamed Belguenani, director de una ONG de inmigrantes del Magreb en Bélgica. «Hace una semana salió en televisión arremetiendo contra la desocupación y la violencia juvenil desde una barriada. Pero no eligió un centro cultural para lanzar el mensaje. Fue a una comisaría, que implica un matiz policial».


Según Belguenani, que no descarta un «contagio» de la postura suiza al resto de Europa, como él muchos políticos tratan de «enmascarar el mensaje extremista en el marco de la defensa de la ley».


En el caso de Francia, el país europeo con más musulmanes (cinco millones), el propio presidente ha abierto la caja de los truenos al plantear un debate sobre la identidad nacional, que se une a la polémica sobre el velo islámico y la defensa a ultranza de la laicidad del estado. «El populismo es extremadamente peligroso y hay que combatirlo», reconocía el representante del Consejo de Europa. «Agitar el integrismo para contentar a ciertos sectores trae consecuencias, especialmente ahora que el islam es más visible y cuando la crisis económica propicia la búsqueda de chivos expiatorios».


Roma defiende la libertad de culto


Católicos y musulmanes han guerreado a menudo en Europa. Pero ayer, ambas confesiones hicieron piña contra una «agresión» a la libertad religiosa. El Vaticano declaró sentir «aversión y miedo» ante una decisión que «obstaculiza» la libertad de culto. Mientras, en la propia Suiza, el secretario general de la conferencia episcopal, monseñor Felix Gmür, calificaba el resultado del referéndum de «golpe a la integración». Por el otro lado, el representante de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanoglu, manifestó su «decepción» y «preocupación» por el recrudecimiento de las posturas anti musulmanas.

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