El islam en Europa Una reacción temida El fantasma de las caricaturas de Mahoma acecha a la economía suiza

Miedo al boicot islámico

La Vanguardia, , 30-11-2009

GINEBRA – Enviada especial

En Ginebra muchos se preguntan si los millonarios turistas del Golfo volverán este verano
Las tiendas de lujo se alinean una tras otra en la ginebrina Rue du Rhône. “¿Nuestros mejores clientes? Los rusos y los árabes del Golfo”, responde sin dudar el encargado de una suntuosa joyería, que explica que tiene dependientes exclusivamente dedicados a esta clientela yque él mismo chapurrea árabe y ruso.

De junio a septiembre, cuando el calor castiga en el golfo Pérsico, las calles de Ginebra se llenan de millonarios árabes. Representan un 20% del turismo estival. Se hospedan en los mejores hoteles, cenan en los restaurantes más lujosos, compran en las tiendas más caras. Quizá por eso, por lo que gastan, nadie había puesto reparos a que se paseen con sus turbantes y chilabas blancas (ellos) o con sus velos negros de pies a cabeza (ellas). Es una estampa habitual en Ginebra, una ciudad con un 40% de extranjeros y que siempre se ha jactado de su cosmopolitismo.

Ayer, tras el mazazo del sí a la iniciativa contra los alminares, los ginebrinos se preguntaban si sus millonarios huéspedes regresarán este verano a un país que les abre las puertas de las tiendas pero les tumba los minaretes. Nadie podía quitarse de la cabeza las viñetas de Mahoma, tantas banderas quemadas, tanta violencia… y el tenaz boicot a los productos daneses.

El presidente de la asociación de hostelería suiza, Guglielmo L.

Brentel, ya alertó durante la campaña de los peligros de un triunfo del sí para el turismo, “más aún cuando el mundo árabe reacciona con una sensibilidad particular a tales acontecimientos”. Brentel subrayó que los turistas del Golfo “gozan de un poder adquisitivo superior a la media” y son un mercado al alza en tiempos de crisis, con 400.000 noches en el 2008 (175.000 en Ginebra), un aumento del 15,3% respecto al año anterior. “Ni podemos ni queremos poner en riesgo este potencial”, afirmó.

El turismo no es el único sector que teme una reacción airada del mundo musulmán. Según Economiesuisse, la principal patronal, el año pasado Suiza exportó por valor de 14.500 millones de francos (9.600 millones de euros), un 7% del total de las exportaciones, hacia países de población musulmana. Y, sobre todo, este volumen de negocios suponía un aumento del 14% respecto al 2007, frente a un modesto 4,3% del total de exportaciones. El sector financiero también tiene en el Golfo a unos socios privilegiados. Muchos bancos árabes tienen presencia en Suiza, sobre todo en Ginebra, y los bancos suizos son muy activos en Dubái.

Habida cuenta de los riesgos para la economía suiza, muchos se preguntan ahora si los empresarios no han cometido un error estratégico al no movilizarse de forma más contundente contra la iniciativa. Ha habido ruedas de prensa y comunicados, es cierto. “La marca Suiza debe seguir representando valores como la apertura al mundo, el pluralismo y la libertad de religión, y no entregarse al odio, la xenofobia y la estrechez de espíritu”, declaró hace unas semanas Hanspeter Rentsch, miembro de la dirección de Swatch. Pero muchas empresas emblemáticas de Suiza han optado por no dar un paso al frente en un debate que consideraron más de índole social, política, que económica.

La economía suiza ya sufrió un arañazo debido a un conflicto diplomático con Libia. El arresto, en julio del 2008, del hijo de Gadafi y su esposa en un hotel de Ginebra por supuesto maltrato a sus sirvientas llevó a Trípoli a suspender temporalmente sus exportaciones de petróleo a la confederación. El régimen detuvo además a dos empresarios suizos, los acusó de fraude y les impide salir del país desde entonces.

La gran incógnita ahora es la reacción de los regímenes islámicos. Cómo se va a interpretar (o a instrumentalizar) esta votación. “Aún es pronto para especular si habrá sanciones de gobiernos – decía ayer Cristina Gaggini, de Economiesuisse-.Pero lo que es evidente es que la imagen de Suiza va a sufrir grandes daños”.

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