Los suizos derrumban los minaretes

El Mundo, CHARLES BREMNER. THE TIMES / EL MUNDO, 30-11-2009

El 57% de los votantes, a favor de que prohíban su construcción en las mezquitas Ginebra


Los votantes suizos desoyeron ayer a sus políticos y clérigos al votar a favor de la prohibición de los minaretes en las mezquitas, lo que refleja una alarmante hostilidad contra la minoría musulmana que habita en el país centroeuropeo.


El 57% de los votantes que acudieron al referéndum no dudó en dejar claro su rechazo al mundo musulmán, del que depende Suiza mucho por las exportaciones.


El Gobierno suizo ha reconocido sentir vergüenza tras decantarse la gran mayoría de los 27 cantones (en especial, los de habla germana) a favor de la prohibición de las torres, siguiendo las consignas de la derecha populista del país.


El referéndum fue iniciativa del Partido Popular Suizo (SVP), la mayor formación política del Parlamento federal, después de que un grupo de civiles se opusiera a la construcción de un minarete en Langenthal, al norte de Berna.


Sin embargo, desde el SVP se insistía ayer en que el rechazo a los minaretes no tenía nada que ver con la intolerancia o la religión, sino con la imposición de la cultura islámica.


En el resto de la esfera política había un elevado número de descontentos. «Estamos ante otro golpe a la imagen de Suiza como nación civilizada y tolerante», confesaba un alto diplomático suizo.


El Gobierno, el mundo de los negocios y la mayoría de las iglesias habían pedido a los ciudadanos que no votaran en contra de los minaretes, ya que alteraba la Constitución y la garantía de la libertad religiosa. Además, el Ejecutivo había insistido en que sólo se «serviría a los intereses de los círculos extremistas».


El número de musulmanes ha ido aumentando en los últimos 20 años en el país, llegando a ser el 4% de la población (350.000 personas). La mayoría de ellos proceden de Turquía y los Balcanes.


Lo más curioso es que, en todo el territorio suizo, sólo se alzan cuatro minaretes de mediano o pequeño tamaño y ninguno se utiliza para llamar a la oración.


Hans – Rudolf Merz, el presidente suizo, había hecho unas declaraciones previas para tranquilizar a la población: «Los musulmanes deben poder practicar su religión y tener minaretes en Suiza, pero nunca sonará la llamada del muecín aquí».


Mientras, el SVP utilizaba el asunto para atacar otros aspectos musulmanes, como la sharia (ley islámica) o la opresión a las mujeres. «Queremos frenar la islamización en Suiza», apuntó ayer Walter Wobmann, líder del comité que respaldó la iniciativa, después de depositar su voto.


Durante la campaña, el SVP usó carteles llamativos como mujeres con burka o amenazantes minaretes y utilizó una frase del primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan (a su vez tomada de un poeta turco), que sentenciaba: «Los minaretes son las bayonetas del islam».


El voto final en el referéndum poco tuvo que ver con lo que habían arrojado los sondeos, en los que se aseguraba que un 54% de la población rechazaría la propuesta. Sin embargo, el SVP había mantenido que un 60% de los votantes les arroparía, ya que en las encuestas ocultaban sus verdaderas intenciones.


Ulrich Schluer, un diputado del SVP que diseñó la iniciativa, dijo al Times que estaba seguro de la victoria porque los suizos habían tenido ya bastante con la comunidad musulmana. «Estamos en el principio del proceso. Comparamos nuestra situación con Alemania, Francia o Reino Unido y los problemas que ellos tienen en las afueras de las ciudades. Eso es lo que no queremos aquí», comentaba Schluer.


Los políticos suizos están preocupados por la perspectiva de una reacción musulmana similar a la que sacudió Dinamarca después de que se publicaran las viñetas sobre el profeta Mahoma.


«Hecho en Suiza», el lema que es más que popular en el mundo, está en cuestión, según los líderes del mundo de los negocios.


Gerold Buhrer, presidente de la Federación Suiza de Empresarios, ha recordado que Suiza obtiene unos 10.000 millones de euros al año de los países musulmanes y sólo Ginebra recibió 174.500 visitas de países del Golfo a lo largo de 2008.


El voto también se interpreta como una evidencia más de la resistencia suiza a la integración política con el resto de Europa.


Suiza rechazó su ingreso en la Unión Europea hace casi dos décadas.

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