Aunque los atentados terroristas son aún frecuentes en las repúblicas del Cáucaso Norte, hacía tiempo que no se registraban en el resto de Rusia. El período de tranquilidad se rompió el viernes con un nuevo ataque contra el tren de pasajeros ‘Nevski Express’ (Moscú – San Petersburgo), que ya sufrió una embestida terrorista en 2007. Entonces se produjeron 60 heridos, pero ahora el balance ha sido mucho peor, una treintena de muertos, 18 desaparecidos y 96 heridos, de los que 60 permanecen hospitalizados.

El convoy descarriló a las 21.34 horas – dos menos en España – a veinticinco kilómetros de la ciudad de Bologoye, a medio camino de su trayecto. Pero sólo ayer se reconoció que lo sucedido fue consecuencia de la explosión de una bomba colocada en la vía. Así fue informado el presidente, Dmitri Medvédev, por parte del director de los servicios secretos, Alexánder Bórtnikov. El artefacto tenía una potencia equivalente a siete kilos de TNT y en el suelo fue hallado un cráter de metro y medio de diámetro y 70 centímetros de profundidad.

El primero en avanzar la versión de atentado terrorista fue el director de los ferrocarriles, Vladímir Yakunin. Sin embargo, la Fiscalía General insistía en que alguien pudo transportar explosivos dentro del vagón y la detonación fue involuntaria. El expediente instruido habla precisamente de las dos posibilidades: atentado terrorista y tráfico ilegal de explosivos. La deflagración hizo que descarrilaran los tres últimos vagones, justo en el momento en el que la velocidad era de 200 kilómetros por hora.

Ayer por la tarde, durante la reunión de la célula de crisis gubernamental, Yakunin aseguró que «se encontró un segundo artefacto que estalló, pero no con toda su intensidad». «No llegó a causar daños», añadió. El director ferroviario dijo no tener la menor idea de quiénes han podido ser los autores del atentado mientras el primer viceprimer ministro, Víctor Zubkov, declaró que la célula continuará reunida «mientras no se hayan adoptado las medidas necesarias para atender a los heridos, recoger cualquier indicio útil y limpiar la vía».

Sin reivindicación

Un activista de la organización nacionalista Movimiento contra la Inmigración Ilegal (DPNI) escribía ayer en su blog que la bomba fue colocada por un grupo ultra denominado Combat – 18. La información era después desmentida por la dirección de DPNI. Por su parte, la guerrilla separatista chechena no difundió ningún comunicado.

Oficialmente, el número de muertos se eleva a 26, pero testigos presenciales afirman haber visto más de 30 cadáveres. Por su parte, Marina Grídneva, portavoz de la Fiscalía General, advirtió de que aún no se ha precisado el número exacto de víctimas mortales. De los 96 heridos, 60 tuvieron que ser internados en hospitales cercanos mientras los más graves fueron trasladados en helicóptero a Moscú y San Petersburgo. Según la ministra de Sanidad, Tatiana Gólikova, «por lo menos la mitad presentan traumatismos de gravedad».