Agustín de Paul Víctima de una agresión homófoba

"Nos dimos dos besos de despedida en la mejilla y de repente apareció ese hombre y nos rajó la cara"

Deia, 27-11-2009

Bilbao. ¿Qué ocurrió?

La noche del viernes había quedado con mi pareja en el bar Lamiak de la calle Pelota del Casco Viejo. Llegué alrededor de las diez, acompañado de un amigo. En la calle nos encontramos con un amigo de mi amigo, la otra víctima. Me lo presentó, pero antes de la agresión ni siquiera nos conocíamos.

¿Cómo se desarrolló el ataque?

Para despedirme del recién conocido, le di dos besos en la mejilla. De repente, de la nada, apareció un moro y nos rajó la cara. Sin mediar palabra y por la espalda. Empecé a sangrar como un cerdo, ni me di cuenta de lo sucedido. Corrí hacia el bar buscando a mi pareja, por gestos le dije que saliera, pero no me entendía. Entonces entré al local, tapándome la herida de la cara, pero chorreando sangre.

¿Cómo reaccionó?

Tampoco entendía nada.

¿Qué hicieron?

Las camareras me dieron una toalla para taponar la herida, estaba perdiendo mucha sangre y la ambulancia tardaba en llegar.

¿El agresor les insultó antes de rajarles?

Ni le vi, ni le escuché. Unas chicas de alrededor sí oyeron algo, y testificaron, pero yo estaba pasándomelo bien, riéndome. No me enteré de nada hasta que ocurrió.

¿Qué recuerda?

Le vi como un flash, un microsegundo. Si le viera otra vez, posiblemente no le reconocería, sólo tengo grabada la expresión de su cara: absolutamente de odio.

¿Y luego?

Salió corriendo. Si tan hombre es y tan señor se cree, ¿por qué no se quedó en el lugar?

Sin embargo, recuerda su origen.

Sí, las facciones de su rostro eran claramente las de un hombre de origen árabe.

¿Y por qué están convencidos de que fue una agresión homófoba?

No estoy convencido de ello, le podría haber pasado a cualquiera: porque no lleves velo o porque un niño coma un bocadillo de chorizo.

¿Cómo se siente?

Impotente. Ese hombre sigue en la calle, posiblemente estará muy tranquilo. Por una parte, no quiero decir lo que pienso, porque es injusto meter a todas las personas de una religión en el mismo saco, pero ahora siento que no puedo salir a la calle, que están por todas partes y que te pueden atacar en cualquier momento. Esto clama al cielo. Y no me considero racista. ¿Cómo podría serlo si allegados míos tienen otra nacionalidad? En este caso, él fue el racista.

Fundamentalista religioso.

No son las nacionalidades, es un problema de mentalidad. Al agresor no le gusta la mentalidad que tenemos aquí y quiere imponernos la suya. Por eso es racista. En Euskadi, la gente es más tolerante, pero con este tipo de ataques vamos atrás, en vez de hacia adelante.

¿Anteriormente había sido víctima de otra agresión?

Nunca. Pero hace poco, también unos moros, le dieron una paliza a la pareja de un amigo. A estos sí consiguieron detenerles.

¿Cuántos puntos le han dado?

No lo sé. El arma llegó al hueso. Me han dado tres capas de puntos. Estuve dos horas en quirófano.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)