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Violencia machista

Las instituciones celebran varios actos simbólicos para reclamar igualdad entre mujeres y hombres y el rechazo al sinsentido de la violencia .

Diario de noticias de Gipuzkoa, 25-11-2009

velas, símbolo de la luz. Flores, el lenguaje universal del amor. Puntos lilas que representan vidas sin miedo. La jornada previa a la celebración del Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres tuvo ayer un simbolismo poético en las instituciones guipuzcoanas para reivindicar todo aquello que golpe a golpe se destruye. Amor, belleza, respeto, igualdad se convierten en oscuridad, tortura, vejaciones y humillación en una relación mal entendida, en un pozo sin fondo en el que caen miles de mujeres que son consideradas como un objeto o propiedad.

Sabedores de que las instituciones deben liderar su apuesta por conseguir una sociedad en la que las desigualdades de género dejen de ser noticia, la Diputación y las Juntas Generales organizaron sendos actos que no sólo fueron emblemas, sino que llegaron cargados de, al menos, buenas intenciones.

La declaración institucional que aprobó el Consejo de Diputados recogía “su compromiso con la promoción de la igualdad de mujeres y hombres” en el territorio y el desarrollo de “políticas que favorezcan la participación femenina en condiciones de igualdad en el ámbito laboral, económico, cultural, social y político”.

De esta forma, todos a una, diputadas y diputados sujetaron el punto lila que Eudel y Emakunde vuelven a sacar a la calle un año después como muestra de rechazo a la violencia y bajo el lema Sin miedo. Posteriormente, el círculo se colgó en la fachada del palacio foral para que todos los ciudadanos que paseen por la plaza Gipuzkoa de Donostia recuerden qué día se celebra hoy.

La Diputación, además, se comprometió a desarrollar “acciones de sensibilización”, así como a poner en marcha “medidas para favorecer la corresponsabilidad de los hombres en el ámbito doméstico y en el cuidado de las personas”.

Por la tarde, las Juntas Generales tomaron el relevo con un emotivo acto denominado Jardín de luces, en el que todos los participantes encendieron una vela y depositaron un flor junto a un mensaje en contra de la violencia hacia las mujeres. Entre otros, allí estuvo la madre de Nagore Laffage, Asun Casasola, un rostro incansable que viene liderando la lucha por obtener justicia frente a la violencia contra las mujeres, en este caso su hija, a pesar de que su muerte no fuera considerada violencia de género al no haber una relación previa. Algo que la futura ley vasca pretende modificar para el año 2012.

Pero hay muchas víctimas, a veces, olvidadas por su condición de ser mujer y, por ejemplo, inmigrante, como quiso recordar SOS Racismo en un comunicado en el que recordó que estas mujeres están “dramáticamente sobreexpuestas respecto a las autóctonas” a sufrir malos tratos o incluso a morir asesinadas a manos de su parejas.

Y cabe recordar que las víctimas de la violencia tienen nombre y apellido, y un rostro, aunque a veces quede desfigurado por una mano cobarde. Yasmín Zamira Rodríguez es una de ellas, un nombre que queda ya lejano, pero que murió este mismo año en Irun por un acto sin sentido.

Que se “endurezcan las penas” pidió ayer Aralar, quizá pensando en que doce años y medio de cárcel para José Diego Yllanes es poco tiempo. “Una actitud activa”, reclamaron desde el PNV tal vez recordando la hazaña de Juan Pablo Urtizberea o del anónimo joven que hace sólo unos días recibió un puñetazo en Oñati por defender a unas jóvenes de su acosador.

Todo el mundo quiere aprovechar esta fecha para pedir y reclamar, para comprometerse y figurar, para no olvidar. Pero quienes seguro que no olvidarán serán las propias víctimas y sus familias. Porque ellas son quienes más sufren que la sociedad no haya aprendido a respetarse ni a convertir en virtud las diferencias de género. A esas mujeres también hay que decirles que “se puede salir, y que hacerlo fortalece como persona”. No lo dice la periodista, lo hace Sonia Franco, de la Asociación Contra la Violencia Doméstica y en Defensa del Menor, Acovidem. Afrontarlo es la única forma de vivir sin miedo.

l Servicio de atención a víctimas. En la CAV: 900 840 111. En el Estado: 016.

l Emergencias: 112.

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