El «voto de los minaretes» calienta el debate sobre el islam en Europa

ABC, FRANCISCO DE ANDRÉS | MADRID, 25-11-2009

Mientras Francia e Italia se preparan para prohibir el uso del burka , definido por Sarkozy como «símbolo de la vejación de la mujer», Suiza parece dispuesta a romper el manómetro de la polémica con el proyecto de prohibición de minaretes, que los ciudadanos de ese país votarán el domingo que viene.

El proyecto, impulsado por el Partido Popular Suizo (SVP), de extrema derecha y primera mayoría en el Parlamento federal, no afectaría a los actuales lugares de culto musulmanes pero sí a los que se levanten en el futuro. Suiza cuenta con unos 310.000 mahometanos – un 4,6 por ciento de su población – , y unas 200 mezquitas. La Federación de Organizaciones Islámicas de Suiza ha recordado que sólo cuatro de ellas han construido torre para la llamada del almuédano, y que ninguna llama a la plegaria precisamente para no quebrar las estrictas normas suizas sobre ruidos urbanos.

Impulsor de la iniciativa popular, el SVP subraya en su argumentación que los alminares «no son elementos arquitectónicos de carácter religioso, sino político». Las torres musulmanas son, afirman sus detractores, «símbolos de dominio» vinculados a la Sharía, la ley islámica, «enemiga de las libertades». La campaña se apoya en particular en un discurso del hoy primer ministro turco, Tayyip Erdogan, que en 1997 proclamó: «Las mezquitas son nuestros barracones, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas, los creyentes nuestros soldados».

Tanto el Gobierno federal suizo como todas las instituciones religiosas del país – con la jerarquía católica a la cabeza – han expresado su oposición a prohibir los minaretes. «Nuestro rechazo de la iniciativa se basa en nuestros valores cristianos y en los principios democráticos de nuestro país», dijo en su momento la Conferencia Episcopal suiza en un documento.

Ventaja del «no»

No obstante, la peculiaridad de la democracia directa suiza consiste en que el resultado de cualquier referéndum nacional puede con todo, también con la Carta magna. El SVP, que obtuvo un 29 por ciento de los votos en las últimas parlamentarias tras una campaña abiertamente xenófoba, logró reunir las 100.000 firmas preceptivas para convocar el referéndum.

Los sondeos dan sin embargo un respiro a la minoría musulmana suiza. El «no» obtendría el 53 por ciento de los sufragios. Un 34 por ciento de los suizos apoyan hoy la prohibición de las torres musulmanas y un 13 por ciento se declaran indecisos.

Aunque la iniciativa sea derrotada, la consulta suiza elevará el tono del debate en torno a los símbolos musulmanes en Europa. «Es evidente que los minaretes son una parte de la mezquita con una función religiosa, y deben ser por ello respetados por cualquier legislación europea», advierte el catedrático español Agustín Motilla, experto en derecho de familia islámico. «El rechazo que se da en muchas ciudades se debe – añade – al miedo de las barriadas populares a que las mezquitas actúen como reclamo de los inmigrantes musulmanes y sirvan como aglutinante de guetos».

Algunos gobiernos locales, como el de la autonomía catalana, han tratado de salir al paso de esos temores «vinculando la concesión de parcelas como lugar de culto a la población de la zona», señala Motilla. En Suiza, el mensaje populista del SVP prefiere la piqueta, aunque dé pólvora a la propaganda islamista. «Sea cual sea el resultado en Suiza, el referéndum será interpretado en el mundo musulmán como un indicador de los valores de tolerancia y pluralismo que Europa dice defender», opina Jean – Pierre Filiu, del Instituto de Estudios Políticos de París y experto en «yihadismo».

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