TRIBUNA / INFLUENCIA HISPANA

La importancia de ser latino en EEUU

El Mundo, HENRY KAMEN, 12-11-2009

El autor subraya la dificultad de exportar tecnología española a la primera potencia tecnológica del mundo. Destaca el peso creciente de la población latina en Estados Unidos, pero niega el avance del uso del idioma español LA RECIENTE visita del ministro de Industria y Comercio, Miguel Sebastian, a Los Ángeles ha puesto de relieve algunos de los problemas que España afronta hoy. Entre ellos, lograr un impacto en el mundo exterior. España permanece en la cola de Europa, tal como la Comisión acaba de señalar en su Informe económico. Para compensar esta situación, el Gobierno está intentando extender su influencia en América, donde el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha dado reiterado respaldo a los regímenes autoritarios de Chávez y de Castro. Pero especialmente interesante es el intento español por extender su influencia en Estados Unidos, creyendo que está cercano a convertirse en un país hispánico.


Sebastián declaró en su visita a EEUU que su objetivo era promocionar los productos de España, «un país con elevada tecnología». Además, declaró a una agencia de noticias que perseguía «renovar la imagen de las marcas españolas y cambiar su percepción en EEUU». Eligió California, por su «fuerte arraigo hispano». Analicemos cada uno de estos puntos.


Intentar vender España como un país de «alta tecnología», en una nación que ha obtenido, en un solo año, hasta ocho premios Nobel por su tecnología, es risible. En cuanto a la «percepción de las marcas españolas», el ministro sabe mejor que nadie que el público, incluso en España, evita las marcas españolas. Es por tanto muy optimista esperar que el consumidor americano, que cuenta con la mejor tecnología del mundo en sus mercados, apueste por la española. Se puede juzgar el éxito de la visita del ministro por el hecho de que la prensa de lengua inglesa de Los Ángeles la ignoró por completo, y no apareció ni una línea en ningún periódico sobre sus esfuerzos por vender «alta tecnología» española.


¿Y qué podemos decir sobre el «fuerte arraigo hispano»? Sebastián visitó la sede de Grifols, la compañía farmacéutica catalana. Pero su verdadera preocupación parecía la de proclamar los derechos históricos de España en California. «La [poca] presencia española aquí – afirmó – no se corresponde en absoluto con la relación histórica que existe, facilitada por el idioma». ¿Qué relación histórica? ¿La del siglo XVIII, cuándo California era española? Si el ministro piensa que la historia y la lengua de hace dos siglos ayudarán a vender los productos españoles, con toda seguridad se quedará decepcionado. Es un tema que este artículo pretende abordar.


La visita del ministro tuvo lugar en el preciso momento en que se produce un gran cambio de actitud en EEUU sobre el pasado hispánico del país. En la última semana de octubre, el importante canal de televisión CNN, con base en Atlanta, ofreció un minucioso programa dedicado exclusivamente a la comunidad latina en Estados Unidos. Obviamente, la CNN consideró que debía dedicar una atención seria a esa comunidad. Los hechos son claros. Estados Unidos tiene la segunda población latina más grande del mundo – sólo después de México – , y se ha publicado recientemente el resultado de una investigación demográfica, según la cual hacia el año 2050 la comunidad latina será la segunda más grande del país.


La población actual de Estados Unidos es de 300 millones, y en 40 años aumentará por encima de los 400 millones. Sin embargo, de ese total, los blancos – que constituían el 85% de la población en 1960 – , se convertirán en una minoría y pasarán a representar el 47% del total. Esa caída la producirá exclusivamente la inmigración. Los latinos, que ya son el grupo de población más grande después de los blancos, aumentarán más del doble su porcentaje y llegaran al 29%. Y ello gracias a que tienen una tasa de natalidad mayor que el conjunto de la población, en buena medida porque sus inmigrantes son más jóvenes. La población de negros permanecerá constante en torno al 13%.


En otras palabras, se debe prestar una seria atención a los latinos. Pero hagamos una pregunta importante: ¿quiénes son los latinos? Latino es una palabra que está sustituyendo con rapidez a hispano y otras descripciones parecidas, porque es la palabra que el Gobierno y el Departamento del Censo de Estados Unidos ha adoptado para referirse a aquéllos que tienen sus orígenes en América Latina y tienden a usar el idioma español. Hay personas en España que creen que los latinos se distinguen en especial por el uso de la lengua española, pero eso no es así. Los inmigrantes procedentes de la isla Dominica, por ejemplo, hablan francés o inglés, no español.


La cuestión del color también cuenta. Las autoridades del censo suelen catalogar a los latinos como «no blancos». Sin embargo, el hecho es que ni el color ni el idioma son relevantes. Los latinos pueden ser racialmente blancos, negros, indígenas o cualquier otra combinación, y pueden venir de 20 países diferentes. Así que el programa de la CNN sobre los latinos fue recibido con algunas dudas por los estadounidenses, que se dan cuenta de que los latinos no son fácilmente identificables por su raza o idioma.


Ser latino, debe subrayarse, tiene poco que ver con ser español. La población de origen auténticamente español en Estados Unidos suma sólo 350.000 personas; de éstas, 290.000 nacieron en territorio estadounidense y, por lo tanto, son del todo americanos. La mayoría de los españoles por supuesto siguen identificándose con sus raíces, pero no tienen un impacto significativo. La presencia moderna española es en realidad casi invisible: por ejemplo, el número de restaurantes españoles en Estados Unidos puede contarse con los dedos de una mano. El verdadero impacto cultural procede de la mucha mayor población de latinos, que guarda pocos lazos de sangre con España.


EL TEMA del idioma, que el ministro Sebastián pareció considerar importante por el lazo histórico con España, es cada vez más irrelevante. Millones de latinos en Estados Unidos emplean el inglés como su primera lengua y están dejando de lado al español; es decir, en la práctica lo que se fortalece es la lengua inglesa. Esto no ha gustado a todo el mundo. Hace un par de años, el escritor mexicano Enrique Krauze aplaudía el aumento de la inmigración mexicana a Estados Unidos como arma secreta que conduciría a la subversión de la lengua inglesa. Los inmigrantes, declaraba, eran «un arma poderosa, que podría influir de manera decisiva en la vida política de Estados Unidos».


Por su parte, el escritor Carlos Fuentes, en el II Congreso Internacional de la Lengua Española llevado a cabo en Valladolid (España) en octubre de 2001, aclamó «la reconquista silenciosa de Estados Unidos» por los inmigrantes como una nueva frontera para el idioma. Pero tanto Krauze como Fuentes estaban equivocados. En teoría, el proyectado crecimiento en la población latina les complacería. Pero no estarían contentos con el corolario de que el 90% de los futuros latinos tendrán el inglés como su idioma principal. Un estudio reciente sobre latinos en Arizona indicaba que las nuevas generaciones están perdiendo con rapidez el español como lengua vehicular, y es probable que los nietos de los actuales inmigrantes sólo hablen inglés. De hecho, el estudio señalaba que en la tercera generación sólo el 17% de los hispanos hablará español con fluidez, y en la cuarta generación, apenas el 5%. «En definitiva», decía el autor del estudio, un profesor de la Universidad de California, «el inglés triunfa: los nietos de los inmigrantes terminarán hablando sólo inglés».


En conclusión, el aspecto esencial de ser latino en EEUU no es su idioma vehicular, porque, más allá del deseo de preservar su herencia cultural, su objetivo principal es el éxito económico. Los latinos aprecian mucho sus raíces, pero admiran el sueño de la tecnología americana. Y su idioma público es el inglés. Un líder latino importante ha comentado: «Hay una americanización de latinos, así que en la tercera generación – si no la segunda – , muchos hablarán con total fluidez el inglés y habrán perdido parte de sus raíces españolas». Y el presidente latino de una Universidad de Texas comentaba: «Somos americanos, pero también tenemos el deseo fuerte de retener nuestra herencia e identidad étnica».


Estos comentarios sugieren que quienes sueñan con que España se prepara para conquistar el país de Obama, ya sea mediante la tecnología o el lenguaje, se enfrentarán a un obstáculo inesperado: la población latina de Estados Unidos.


Henry Kamen es historiador británico. Su último libro publicado es El enigma del Escorial (Espasa Calpe, 2009).

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