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Una operación conjunta de la Guardia Civil y de la Policía Nacional ha permitido desmantelar gran parte de la estructura que la banda Dominicans Don’t Play (DDP) tenía en Madrid y que estaba formada por nueve «coros» (células). Estaban organizadas «militarmente» y habían cometido numerosos delitos. La operación, de la que informó en rueda de presa la delegada del Gobierno y los jefes de ambos cuerpos que han dirigido las investigaciones, ha evitado que los DDP asesinaran a un miembro de una banda rival, los Trinitarios, ya que individuos de este grupo habían matado a uno de los DDP el 28 de agosto pasado en la zona de Azca. La venganza la intentaron hasta en dos ocasiones que evitaron las Fuerzas de Seguridad.
Según revelaron a LA RAZÓN fuentes de la investigación, la estructura de esta organización en Madrid está formada por los citados nueve «coros» cuya zona de actuación eran los barrios de Tribunal, Prosperidad, Argüelles, Lavapiés – Embajadores, Villaverde y Campamento; y las poblaciones de Alcobendas, Pozuelo y Móstoles. En la operación «Manguera», llamada así por los castigos que con un utensilio de este tipo se propinaban a los adeptos que no cumplían las normas de la banda, han sido desarticulados totalmente tres de estos coros. En concreto, los de Lavapiés, Tribunal y Alcobendas.
 Por ejemplo, por no asistir a una reunión, el infractor recibía 135 latigazos que se propinaban en medio de un corro mientras el castigado tenía que mantener los brazos en alto y repetir el nombre de la organización.
Al frente de un «coro», tal y como se explica en el gráfico que se publica en esta página, había un «soberano», cuyo lugarteniente se denominaba «perla». Los «soldados» eran de cinco categorías, según  fueran jefes de una sección, «mensajero de paz», «ministro de guerra», tesorero o secretario. Las aspirantes a entrar en la organización tenían que superar dos fases: «observatoria» y «probatoria».
El código de conducta interno está formado por 27 artículos, que también se reproducen en estas páginas, y que dan idea del sectarismo de los DDP.
Los agentes de la Guardia Civil y de la Policía seguían a los ahora detenidos, 40 en total, desde el mes de junio de este año, y los pinchazos telefónicos y las vigilancias autorizadas por el Juzgado de instrucción número 7 de Collado Villalba han dado sus frutos.
Los arrestados son de cinco nacionalidades diferentes. Tres son españoles y dieciséis poseen dni español, pero su origen es dominicano.  Hay arrestados de Cabo Verde, Venezuela, República Dominicana y Colombia. Treinta y tres son hombres, de los cuales seis son menores de edad, y siete mujeres entre los detenidos.
Uno de los arrestados es un miembro del Ejército, de origen dominicano pero nacionalizado español, que había estado recientemente en una operación en Líbano.
A todos los detenidos se les acusa de un delito de asociación ilícita y contra los derechos fundamentales, y además a la mayoría se les imputan otros delitos como tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, homicidio en grado de tentativa, lesiones, amenazas, coacciones y delitos contra la salud pública y la libertad sexual.
La Guardia Civil y la Policía efectuaron las detenciones en Madrid capital, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Pozuelo de Alarcón, Móstoles, Torrejón de Ardoz, Fuenlabrada, Guadalajara y Colindres (Cantabria).
En los veinte registros efectuados por la Policía se intervinieron cinco pistolas de fogueo modificadas, una granada de mano, numerosa munición, armas blancas, 400 gramos de cocaína, 2.000 euros en efectivo y un gran número de gorras, collares y banderas típicos de los Dominican Don’t Play.
Estos collares marcaban la jerarquía por colores y tenían un valor tan sagrado para ellos que no podían tocar el suelo y si no pertenecías a la familia no se podían ni siquiera tocar. El negro era el color de mayor rango, luego rojo y por último azul y blanco.