EL ZOO DEL SIGLO XXI / RODY ALVARADO

Refugiada política por maltrato

El Mundo, PABLO PARDO. ESPECIAL PARA EL MUNDO, 06-11-2009

Tras más de una década trabajando en EEUU, esta empleada doméstica guatemalteca ha logrado el asilo por las reiteradas agresiones de su marido Washington


Durante 10 años, Rody Alvarado Peña aguantó las palizas de Francisco Osorio, su marido. Según los informes, «la golpeó con pistolas, rompió ventanas y cristales con la cabeza de Alvarado, le pegó puñetazos, la abofeteó, la amenazó con su machete y la arrastró por la calle cogida del pelo».


Cuando ella tuvo un retraso de 15 días en la menstruación, Osorio, que no quería tener hijos, le dislocó la mandíbula de un golpe. La violó de forma sistemática «vaginal y analmente». Cuando ella se escapó de casa y se mudó al extrarradio de la ciudad de Guatemala, donde vivía, Osorio la buscó y, tras encontrarla, «procedió a golpearla y a patearla delante de sus dos hijos hasta dejarla inconsciente». Su marido le explicó en muchas ocasiones por qué la trataba de esa forma: «Tú eres una mujer, y yo hago contigo lo que quiero». Cuando ella recurrió a los tribunales, un juez le explicó que no iba a interferir en los asuntos personales de terceras personas.


Todo eso está en el proceso que Alvarado lleva arrastrando por los tribunales de inmigración de EEUU desde hace 13 años. Porque en 1995, ante la pasividad de las autoridades guatemaltecas, Alvarado dejó a sus dos hijos, de dos y siete años, al cuidado de sus padres, y escapó a EEUU, donde solicitó asilo político por violencia de género. Lo que siguió a esa petición fue un surrealista proceso legal, en el que las autoridades han dado sucesivamente marcha adelante y hacia atrás. Hasta que la semana pasada la Administración Obama declaró que Alvarado «es elegible como refugiada política».


Llegar a ese dictamen ha costado 13 años, en los que sus hijos no la han visto ni una vez y se han olvidado de ella, hasta el punto de que ahora, a los 17 y 22 años, llaman a sus abuelos «papá» y «mamá». «Es tremendamente doloroso ver que no me consideran su madre», declaraba a The New York Times. Lo decía en español, porque, pese a sus 13 años en EEUU, Alvarado, que trabaja como empleada doméstica en un asilo para monjas en California, apenas habla inglés.


Ahora podrá tratar de aprender el idioma dominante en EEUU sin el temor de ser deportada en cualquier momento a su Guatemala natal, donde la espera Osorio. Al menos, allí ahora existe una ley contra la violencia de género, aprobada el año pasado, con lo que no estaría tan indefensa desde el punto de vista legal como cuando se fue. Así es como esta mujer se ha convertido en un símbolo para los defensores de los derechos humanos en EEUU. Aunque no tiene muchas pretensiones. Su principal objetivo es olvidar todo lo que ha pasado y reencontrarse con sus hijos porque «ha sido muy duro esperar tanto tiempo a que el tribunal tomara una decisión».


LO DICHO Y HECHO


“Es tremendamente doloroso ver que mis hijos de 17 y 22 años no me consideran como a su madre”


1969: Nace en Guatemala. 1985: Se casa con el ex soldado Francisco Osorio. 1986: Osorio le propina una paliza para que aborte. 1995: Los malos tratos la impulsan a huir de Guatemala a EEUU. 1996: Un juez le otorga asilo. Las autoridades de inmigración apelan la decisión. 1999: Un tribunal de apelación le niega el asilo. 2009: El Estado retira sus recursos y considera a Alvarado refugiada política.

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