Los harragas, como conocen en Argelia a quienes abandonan el país en patera buscando una vida más próspera, no están bien vistos por las autoridades de su país. Uno de los motivos es que los viajes a la desesperada son la mayor evidencia de que ni gozan de plenas libertades ni esperan a corto plazo un futuro mejor. Por eso, a diferencia de otros países, las autoridades de Argel suelen perseguir las pateras y colaboran casi siempre con España e Italia, su otro destino dorado.

El delegado del Gobierno en las Islas Baleares, Ramón Socías, destacó ayer, tras la detención de veintidós inmigrantes en Mallorca, que todos ellos fueron localizados gracias a un aviso de las autoridades de Argelia. Estas informaron a las de las Baleares que un grupo de unas quince personas había robado un barco pesquero en la localidad argelina de Dellys y que se dirigían con toda probabilidad a las costas baleares o a Cartagena, por lo que la Guardia Civil puso en marcha un dispositivo de búsqueda.

Sin embargo, debido al tamaño reducido de la embarcación no fue posible el avistamiento. Fue un vecino de Cala Pí quien avisó a la Guardia Civil de la presencia de inmigrantes en las calles de ese municipio. Habían alcanzado la costa en una barca neumática tras abandonar el pesquero en alta mar.

La lancha era parecida a la recuperada ayer en Cartagena y la Guardia Civil investigará si hay conexión entre ambos casos. Lo que sí está claro es que donde fue localizada la patera con los dos cadáveres está fuera del alcance del sistema integral de vigilancia exterior (SIVE) que acaba de ser estrenado en el litoral murciano. Su moderna tecnología es capaz de definir las características de una embarcación que se aproxime a la costa y ver cuantas personas la tripulan pero siempre a menos de veinte millas de tierra firme.