LLUÍS SIERRA – Barcelona
Seis peluquerías y establecimientos de masaje regentados por ciudadanos chinos fueron objeto ayer tarde una redada policial que buscaba evidencias de prostitución y explotación de mujeres de la misma nacionalidad. En uno de los locales se comprobó que había prestación de servicios sexuales y que carecía de cualquier tipo de licencia, según fuentes policiales. En una acción similar a la operación Permanent que se llevó a cabo el pasado 11 de febrero en 17 peluquerías chinas, el dispositivo Permanent-2 supuso ayer la identificación de 47 personas, el traslado a comisaría de 17 en aplicación de la ley de extranjería y la imputación de otras cuatro por supuestos delitos contra el derecho de los trabajadores.

En el operativo participaron agentes de la Guardia Urbana, de la Policía Nacional y de los Mossos d´Esquadra, que entraron simultáneamente, sobre las 18.30 horas, en seis establecimientos del área de Fort Pienc, en el Eixample. En este tipo de operaciones no se consigue siempre sorprender a prostitutas y clientes en plena actividad sexual. Así, en el caso de una peluquería de la calle Roger de Flor, dos “presuntos clientes” pudieron salir del establecimiento (tapándose la cabeza con sus chaquetas, ante la presencia de cámaras) mientras tres chicas y dos hombres chinos eran introducidos en coches policiales.

La redada tenía varios objetivos: el de la posible explotación sexual, la comprobación de estancia regular en el país, las condiciones de trabajo y la adecuación de sus actividades a la licencia municipal.

Muchos vecinos siguieron a distancia los registros. Algunos aplaudieron cuando los agentes se llevaban a los retenidos . “En los últimos dos años y medio ha habido una proliferación de peluquerías de final feliz en el barrio – explicaba una portavoz de la Asociación por un Eixample Sostenible-en esta zona hay 17. No podemos soportar esta ilegalidad que degrada el barrio”.

Muchos vecinos tienen claro que en esos establecimientos hay prostitución encubierta. O poco encubierta, según una mujer que acude a una peluquería de la calle Alí Bey: “Mientras te peinan, ves como van entrando hombres, sin disimulo, les dan número y pasan al fondo”.