Puerta abierta para los ultras del Atlético

FÚTBOL OCTAVA JORNADA El club accede a que varios miembros del Frente se entrevisten con los capitanes

La Vanguardia, , 26-10-2009

CARLOS NOVO – Madrid
Los problemas se le acumulan al Atlético de Madrid, que a cada día que pasa da mayores síntomas de desgobierno. Quique Sánchez Flores será presentado esta mañana como nuevo técnico, pero ayer se estrenó con un entrenamiento a puerta cerrada en el Vicente Calderón en el que se colaron una treintena de miembros del grupo ultra Frente Atlético. En vez de ser expulsados, los radicales consiguieron que dos de sus cabecillas se entrevistaran con jugadores como Antonio López, Simao y Kun Agüero, a los que exigieron un mayor compromiso a cambio de brindarles su apoyo, algo que no se produjo en la primera parte del partido del sábado contra el Mallorca.

El episodio recuerda tristemente a las extorsiones a futbolistas por parte de los aficionados violentos, barras bravas,que son frecuentes en la Liga argentina.

No es la primera vez que los ultras del Frente Atlético irrumpen en la vida del club. El 19 de mayo del 2005 una veintena de estos radicales interrumpieron un entrenamiento del equipo en el Cerro del Espino para, armados de bates de béisbol, insultar y amenazar a los jugadores. “Payasos, no volvéis a vivir en vuestra puta vida”, “mercenarios”, vendidos, “dais pena”, fueron algunas de las lindezas que les dirigieron. El enfrentamiento estuvo a punto de pasar a mayores cuando un jugador de la plantilla, Leo Franco, ahora en el Galatasaray, y el preparador de porteros, Miguel Bastón, se dirigieron a ellos para recriminarles por su actitud.

La página más negra de la violencia de los ultras del Atlético se produjo el 8 de diciembre de 1998, cuando Ricardo Guerra, un componente de Bastión, la facción más violenta del Frente, asesinó de una puñalada a Aitor Zabaleta, un aficionado de la Real Sociedad, por lo que fue condenado a diecisiete años de cárcel.

El Atlético vive ahora mismo en un clima de gran tensión. La entrada de los ultras en el Calderón se produce unas horas después del increíble empate del Mallorca, que igualó el choque en el último minuto pese a jugar buena parte del partido con dos jugadores menos. La pérdida de los dos puntos provocó que unos 300 aficionados intentaran primero asaltar el palco, lo que no lograron al bajarse la persiana de seguridad, y luego se agolparan en la puerta cero del estadio para corear insultos y consignas contra la familia Gil, la principal accionista del club, y Enrique Cerezo, el presidente. Policías a caballo disolvieron la manifestación de los ultras y más tarde protegieron la salida en sus coches de los jugadores rojiblancos.

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