La BBC da voz al líder neofascista británico en ´prime time´

La Vanguardia, , 23-10-2009

RAFAEL RAMOS – Londres. Corresponsal

CONDENA La cadena responde a las críticas alegando que el BNP es legal

CONTRA LA INTEGRACIÓN Griffin aconseja a los negros británicos que se vayan a África
Para los neofascistas del (Partido Nacional Británico (BNP) se trata del mayor éxito de la historia: conseguir que su encorbatado líder Nick Griffin, que mantiene cordiales relaciones con el Ku Klux Klan, ha negado el holocausto y se limita a decir que Hitler “se pasó un poco”, haya sido invitado a un debate televisivo de la BBC junto con representantes de los principales partidos en horario prime time,de máxima audiencia.

Centenares de personas se manifestaron ante los estudios donde se iba a grabar el programa dos horas antes de su emisión anoche (por si se producían incidentes o insultos y había que editar el vídeo), yuna treintena se enfrentó con la policía. La decisión de la radiotelevisión pública británica de dar voz al máximo representante de la ultraderecha ha sido duramente condenada por las minorías (judíos, negros, asiáticos…), que se sienten perseguidas por un partido que hace de la pureza étnica blanca su denominación de origen.

Así como en la guerra de Iraq cedió a las presiones de Tony Blair e hizo una reestructuración de periodistas y contenidos acorde a los deseos de Downing Street, esta vez la BBC se ha mantenido en sus trece de proporcionar a Nick Griffin un micrófono (junto al ex ministro de Justicia Jack Straw y el dirigente liberal demócrata Chris Huhne) en un programa llamado Question Time,en el que la audiencia hace preguntas a los políticos.

El argumento del director general de la emisora, Mark Thompson, es que el BNP obtuvo un 6% de los votos y dos escaños en las últimas elecciones europeas y, por tanto, es una fuerza representativa. Si no se la considera legítima o democrática por la naturaleza de su programa, Thompson cree que el gobierno debería ilegalizarla en vez de pedir que se la amordace.

Políticos de todos los demás partidos han calificado de irresponsable la decisión de la BBC. La presencia del BNP en el programa político de mayor audiencia es una extraordinaria plataforma para la difusión de sus ideas en un momento delicado en que la crisis económica, el escándalo de los gastos parlamentarios y el disgusto con el establishment en general hacen que muchos británicos se planteen opciones poco convencionales en las urnas. En especial, el Labour corre el peligro de que votantes suyos de zonas deprimidas, con bajo nivel económico y educativo, abracen el discurso antiinmigración de la formación neofascista.

Griffin ha moderado con éxito la imagen del BNP para ampliar su base electoral. A Obama, sin embargo, lo ha calificado de “racista negro cuyos irresponsables comentarios sobre la esclavitud pueden provocar ataques de jóvenes negros a niños blancos”. También propone que los británicos de origen africano “regresen voluntariamente a los países de sus antepasados para evitar conflictos”, y asegura que “Hitler se pasó un poco, pero carece de toda relevancia hoy en día”.

Detrás de su lenguaje meloso y su traje y corbata, Griffin es un racista convencido. Los estatutos de su partido abogan “por la preservación del carácter y la identidad del pueblo británico como abrumadoramente blanco que tuvo hasta 1948, y se opone a cualquier forma de integración racial con personas no europeas”. Con eso está todo dicho.

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