Bernat Jesús Gondra: «Tenemos problemas con el robo de bolsos»

El Periodico, 23-10-2009

Es un científico social. Y quizá por eso le irrita el alarmismo que se ha disparado en estos tiempos de crisis. Lo desmiente la estadística, subraya. Bernat Jesús Gondra (San Sebastián, 1950) se licenció en Sociología en la Universidad de Lund, en Suecia, país en el que se exilió tras sufrir varias condenas por su oposición al régimen de Franco. Ya de vuelta, le fichó Ángel Abad para trabajar en la organización de las policías locales y, posteriormente, entró en la Generalitat.

–¿Barcelona es la capital europea del carterismo?
–No, la capital no. Tenemos problemas con el robo de bolsos y carteras.

–Graves.
–Lo que caracteriza esta época de crisis no es el aumento de la victimización, sino la contención, con elementos de erosión e inestabilidad.

–¿Me lo traduce, si es tan amable?
–Entendemos por victimización los robos, los atracos, las agresiones, las coacciones. Pues en Barcelona, por primera vez en años, ha habido primero una contención y, luego, una disminución. Y eso es una excelente noticia. La inseguridad no es ahora peor que hace tres años.

–Es una percepción…
–Es la realidad. Hay problemas de incivismo, sobre todo en Barcelona, donde se ha notado un aumento con respecto a hace tres años, y se registran daños delictivos a bienes privados, como la vandalización de vehículos. Este tipo de delitos son los que hacen subir las cifras. También hemos detectado algunos problemas en Girona y en las tierras del Ebro y el Camp de Tarragona.

–¿Tienen que ver con la inmigración?
–Hay que tener cuidado con ese tipo de asociación…

–La construcción empleaba a muchos. El sector se ha parado.
–Quien confunda a un parado con un ladrón no entiende nada. Los delitos los cometen, mayoritariamente, individuos que están en la marginalidad social. Y el sistema los intenta integrar, adaptar, rehabilitar.

–Eso queda claro.
–En épocas de crisis como esta se refuerzan los lazos familiares, se intensifica el compartir piso, crece el sector informal. Vemos, por ejemplo, a gente ante las puertas de Ikea ofreciéndose como transportistas. La gran novedad de esta crisis es que tenemos un sector social altamente precarizado que no dispone de estructuras familiares aquí.

–Esa era precisamente la pregunta.
–Sin embargo, ese sector, la mayoría de origen extranjero, sí, es muy ahorrador y está creando redes de ayuda. Viven un momento duro, pero es gente fundamentalmente honesta. ¡No hablemos de delincuencia, por favor! Las cifras no lo indican.

–Las cifras indican que uno de cada cinco barceloneses es víctima de la delincuencia.
–Eso es correcto, pero es la misma cifra de hace tres años.

–No es un consuelo.
–La cifra es alta, sin duda. Pero se ha dicho que esta crisis genera un aumento alarmante de la delincuencia. Y es falso. Entre 1998 y el 2006, la erosión de Barcelona fue al alza. Ahora detectamos contención. Y ha habido un aumento de las denuncias, que es algo positivo. Significa que hay un mejor servicio policial.

–Hay más policía, pero la sociedad pide más policía.
–Catalunya estaba infradotada y, tras el despliegue de los Mossos, sigue estando algo por debajo de la media del Estado. Por otra parte, la gente espera demasiado de la policía. La idea de que la inseguridad se resuelve solo con más policía es ingenua. También es necesaria una administración de justicia eficaz.

–El caso Millet no ayuda mucho a esa percepción.
–La justicia debe regirse por leyes, no por símbolos.

–Muchos reincidentes campan a sus anchas.
–Algunos, sí. Pero ahora hay muchísimos más internos en las prisiones que en los últimos años de Franco. Eso quiere decir que no es un sistema basado en la impunidad.

–Total, no hay problemas.
–Yo sostengo que es un momento de claroscuros. De atención más que de alarma. Globalmente, la crisis puede provocar aumentos en ciertos supuestos delictivos, pero de maneras muy indirectas. Por ejemplo, el mercado de objetos de segunda mano puede quedar contaminado por algún objeto robado. Pero ya pasamos dos crisis en Catalunya en los últimos años mejorando la seguridad.

–Oiga, ¿y qué tal estamos con respecto a otros países?
–En un análisis comparativo con otras ciudades europeas realizada por el Ministerio de Interior, Barcelona está en la parte baja de la lista. Pero los criterios son distintos. En Suecia, por ejemplo, es delito ser cliente de una prostituta o fumarse un porro en la calle, y aquí no. Y allí se denuncia mucho más que aquí.

–¿Por qué aquí se denuncia menos? ¿Por pereza? ¿Por desconfianza?
–Aquí los más victimizados son los jóvenes de entre 16 y 18 años. A uno de cada cuatro le roban la chupa, el móvil, la bici. Ellos no denuncian.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)