Desempleo

El Periodico, JOSÉ CARLOS DÍEZ, 22-10-2009

Mañana viernes conoceremos la Encuesta de Población Activa, el indicador más relevante de nuestro mercado de trabajo, y es altamente probable que disminuya o al menos que se mantenga estable. Tras siete trimestres consecutivos subiendo, nuestra tasa de paro ha pasado del 8% a aproximarse al 18%, por lo que podemos considerar una buena noticia que se estabilice o que caiga ligeramente.
Los pesimistas dirán que se debe al empleo turístico del verano, lo cual es cierto. Pero en el verano del 2008 la tasa de paro aumentó más de un punto, por lo que la pregunta que surge es: ¿qué ha cambiado en nuestro mercado de trabajo en el último año?
La tasa de paro es un cociente entre el número de desempleados y el total de activos, por lo que conviene analizar ambas variables por separado. Tras un año horrible en el que nuestra economía ha destruido 1,5 millones de empleos, en el pasado trimestre y eliminando el componente estacional nuestras empresas han moderado la destrucción de empleo hasta tasas inferiores al 1% en términos anualizados, frente al 10% de principios de año.
El cambio más espectacular se ha producido en nuestra población activa. La inmigración ha sido una variable determinante para explicar el largo ciclo de crecimiento de la última década y también el aumento del paro. En junio había 1,1 millones de inmigrantes en paro y 600.000 llegaron a España el 2008 cuando la demanda de empleo estaba contrayéndose, lo cual explicó la mitad del aumento de la tasa de paro del 2008. Ahora, muchos de ellos, sobre todo comunitarios que tienen derecho al permiso de trabajo, han vuelto a sus países y en el primer semestre del 2009 el número de activos disminuyó.
La tormenta comienza a remitir y las previsiones agoreras de 5 millones de parados no se cumplirán. Difícilmente alcanzaremos los 4,5 millones. No obstante, aún es una cifra socialmente inaceptable, por lo que esperemos que los creadores de opinión transmitan rápido el cambio de tendencia para que los ciudadanos perdamos el miedo y normalicemos nuestro patrón de consumo, condición necesaria para reducir la tasa de paro.

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