«El poder es el tema de todas mis películas», asegura Costa-Gavras

La Verdad, MIGUEL LORENCI, 20-10-2009

¿Humor y ternura en una película de Costa – Gavras? Nadie lo diría a la luz de la trayectoria del autor de Z, Missing o Amén, pero lo cierto es el que director franco – griego, tras cuatro décadas como látigo de la injusticia y los abusos de poder, ha rebajado el tono de denuncia política para abordar el tema de la inmigración. Edén al Oeste, la última película de Gavras que se estrena el viernes, cambia el registro en la implacable trayectoria del cineasta político por excelencia.

En clave de fábula, salpicada de guiños humorísticos y emotivos, narra la odisea de Elías, un Ulises del siglo XXI arrastrado desde algún punto del mar Egeo y sacudido por la marea de la inmigración. Es un joven bien parecido y con relativa suerte cuyo origen concreto desconocemos. Sueña y logra llegar a París, poniendo su vida en juego, como cientos de miles de inmigrantes, «para descubrir que el paraíso no estaba allí».

Asegura Gavras que en ésta, como en todas su películas, el tema esencial es el poder. «Es el asunto eterno, el que interesa en cualquier película; el poder que se ejerce sobre nosotros, o el que nosotros ejercemos sobre los demás. La política es el uso que hacemos del poder que tenemos. Esa relación primordial que establecemos con el poder es la que hará que nos sintamos felices o no» reflexiona Costa – Gavras, de viaje en España para presentar la película, que compite en la Mostra de Valencia. En este caso, pone su lupa de cineasta sobre el poder de una Europa opulenta y sus ciudadanos, «que tomamos a los inmigrantes cuando los necesitamos y los devolvemos a su país cuando dejan de ser necesarios».

Contar como respirar

«Quiero contar esas historias que necesitamos como el aire que respiramos, y la mejor manera de hacerlo es crear emociones, no haciendo un discurso universitario o político», sorprende este nuevo Costa – Gavras. «Una fábula puede ser muy política» se defiende el cineasta, que reconoce que todas las aproximaciones del cine a la inmigración han sido «dramáticas». «Me propuse contar ese drama de una manera distinta, presentando a los inmigrantes como personas, con problemas como los nuestros, seres humanos que quieren cambiar sus vidas y que no son sistemáticamente una fuente de drama y un peligro, y sí pueden aportar mucho». Esa visión del emigrante como persona concreta la comparte el cineasta con bastantes de los personajes «europeos» de la película «que son más pragmáticos». «Los Gobiernos hacen todo lo contrario, son incapaces de ver a los inmigrantes como individuos», lamenta.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)