LA TRONERA

El mal ejemplo

El Mundo, ANTONIO GALA, 20-10-2009

NO NOS engañemos: los políticos, como el resto, son o tontos o inteligentes. Los primeros no suelen durar, los segundos pueden arrimar el ascua a la sardina común o a la propia. Si miramos en derredor, vemos toda clase de matices. Pero no siempre obran en libertad sino por circunstancias. Berlusconi, por ejemplo, es la versatilidad en persona: lo que quiere es mandar. Por eso, necesita de la extrema derecha y de la Iglesia. A la segunda, le da dinero o brillo. A la primera, ocasión de crecimiento. La diana del fascismo ha sonado en Italia con la sonrisa del Cavaliere: contra los extranjeros, los negros, los transexuales, los inmigrantes, los gitanos; a favor de los ultras de todo tipo, de restos nazis y de la violencia de falsa testosterona. Todo se vuelve consignas totalitarias y tensión beligerante. Italia, con un presidente que la mayoría envidia y a la vez se arrepiente de haberlo votado, va por el peor camino. Como estado moderno es demasiado joven. Pero su larga historia está siendo pisada y contradicha por vociferantes señoritos consentidos. Sin la menor gracia, por si fuera poco.

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