Deudas lo obligaron a iniciar travesía ilegal

El Universo, 29-09-2009

Entre pastizales amarillentos, terrenos secos por el estiaje y el poco chaparro que queda en las cimas de los cerros de Gun Grande, en el cantón Cañar, sobresalen dispersas y flamantes casas de ladrillo, de hasta tres pisos y techo de zinc, construidas con el dinero que envían desde los Estados Unidos, los indígenas que empezaron a emigrar de esta zona hace menos de un década.

De una de esas casas, a la que le faltan ventanas, puertas, instalaciones eléctricas y de agua, salió hace un mes, Gustavo Mayancela Mayancela, de 25 años, motivado por un traficante de personas que le ofreció llevarlo a EE.UU., en un viaje ilegal a cambio de 14 mil dólares.

En esa travesía, el emigrante fue herido de bala en Comitán, México, el pasado 4 de septiembre por sujetos que atacaron el carro en el que se trasladaba junto con otros cinco ecuatorianos y un salvadoreño. La prensa mexicana reportó que en el ataque murió un compatriota cuya identidad se desconoce, y resultó herido Édgar Zhunio con varias fracturas.

En la habitación que compartía con su esposa, Ana Lucía Tenecota, de 20 años, y su hija, Daysi, de 7 meses, caben una cama de plaza y media, un ropero, la mesa del equipo de sonido y una caja con el sintetizador eléctrico que Mayancela trajo hace dos años desde Estados Unidos, donde residió los siete años anteriores, comenta María Rosa, una de sus cuatro hermanos menores.

Gustavo y su hermano Jerónimo, de 20 años, quien vive en Nueva York con su padre desde el 2008, integraban el grupo Show América con otras cinco personas. Cada fin de semana se presentaban en fiestas y ganaban hasta 200 dólares cada uno. Esa ganancia se sumaba a lo que obtenían cultivando papas, mellocos y maíz, y también a los contratos temporales que conseguían cuando alguien en el pueblo empezaba a construir una casa, cuenta  María Rosa, quien traduce lo que su madre, Damiana, dice en quichua.

Pero la escasez de trabajo y el “abuso” de intermediarios que pagan poco por  las cosechas, se sumó a una deuda con el banco, por la hipoteca que su padre firmó para viajar a EE.UU hace cuatro años y perdieron la mayoría de sus terrenos y una casa más pequeña que la actual.

“Mi hermano se esforzó, se compró una camioneta de alquiler y con eso aguantaba cuando no había trabajo, pero ni con los 300 dólares que mandaban de allá cada semana  alcanzó para pagar la deuda, y por eso creo que decidió volver”, dice la joven hermana.

La esposa de Mayancela ratifica lo que dice su cuñada. Mientras alimenta a su hija, reconoce que el sueño de la familia es recuperar las tierras perdidas, construir su propia casa y tener ahorros para mejorar sus cultivos.

Luego de que se enteró que su esposo fue víctima de una emboscada cuando salió de Guatemala y pasaba a México, quiso salir a buscarlo, pero debió conformarse con las llamadas de su suegro y cuñado, las únicas personas con las que mantuvo contacto telefónico Gustavo desde que salió de su casa.

El pasado miércoles, Tenecota supo, por una de esas llamadas, que el día anterior a su esposo le sacaron una bala de su espalda, producto de la agresión, y que ese día ya estaba fuera del hospital de Chiapas, México, donde fue intervenido.

“Y ahora quién lo ayudará a volver pronto y sin que la operación le afecte a su salud”, se preguntaba mientras iba a la Defensoría del Pueblo, en Azogues, donde esperaba que la ayuden a contactar con su esposo y a determinar la fecha de su retorno a Gun Grande.

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