Jesús Mª Agirrezabala | Alcalde de Deba

Una de menores: ¿Y los vecinos de Endoia qué?

Diario Vasco, CARTAS AL DIRECTOR, 29-09-2009

He conocido por los medios de comunicación el informe elaborado por el Ararteko sobre el centro de menores ubicado en el barrio de Endoia de Deba. Como alcalde de este municipio quiero aclarar, en primer lugar, que respeto absolutamente el dictamen realizado por dicha institución pero también quiero expresar mi queja porque en ningún momento nadie, ni SOS Racismo como denunciante, ni el Ararteko, han tenido en cuenta la opinión de los vecinos de Endoia que son quienes, en este caso, más están soportando. Me parece correcto que se quiera y pretenda defender los derechos de los jóvenes residentes en el centro de Endoia, pero también me parece justo, al igual que a otras muchas personas, que se les exija además que cumplan con sus deberes y obligaciones, algo que por conocimiento directo sé que los menores no cumplen. Desde la apertura del centro funciona una comisión de trabajo en la que participan representantes de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Ayuntamiento de Deba y Zestoa, así como vecinos de Endoia. Puedo asegurar que los resultados son esperanzadores, hay una buena comunicación y que la Diputación de Gipuzkoa, la Dirección General de Infancia y Juventud, ha atendido siempre las propuestas hechas desde este grupo de trabajo.
Soy consciente de la dificultad de gestionar un centro de este estilo en el que, además, residen los menores más conflictivos y más difíciles que han llegado a Gipuzkoa. Por supuesto, comprendo lo importante que es el atenderles y procurar su integración. Pero en Deba, por la tipología de los menores residentes en Endoia, esto es más complicado y, en este sentido, quiero agradecer una vez más la colaboración que recibimos de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Por eso creo que el informe del Ararteko queda «cojo» porque a través de una denuncia de SOS Racismo analiza diversas cuestiones pero obvia, porque no lo ha preguntado, los problemas que estos menores crean en el entorno y que en muchos casos, denuncias presentadas hay varias, traen de cabeza a los vecinos de Endoia. El no ser un centro cerrado posibilita que los menores entren y salgan cuando quieran y reciban el solidario apoyo de organizaciones sociales. Pero no todo pueden ser derechos, las obligaciones que tienen los menores también están a la vista y no se cumplen porque ellos no las aceptan. Estoy seguro, Ararteko, que la información de los vecinos de Endoia y la mía propia como alcalde le haría cambiar algunas consideraciones de su discurso.

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