El Raval

El Periodico, JORDI Alberich, 29-09-2009

El Raval se ha convertido en gran protagonista de la vida ciudadana. Sin duda alguna, los vecinos afectados por la falta de civismo y la ocupación desagradable del espacio público tienen de qué quejarse. Y a las Administraciones les corresponde devolverles la dignidad perdida.
El Raval es un ejemplo éxito colectivo. Hace años era casi imposible de predecir que aquel barrio chino se convertiría en el Raval actual. Y si en plena bonanza económica, y con una recepción aún limitada de inmigrantes, se nos hubiera planteado una hipotética y gravísima crisis y extraordinaria afluencia de inmigrantes, la mayoría hubiera asegurado que el Raval se situaría entre los peores barrios del mundo. No ha sido así en absoluto, y se halla lejos de los barrios degradados, no ya de ciudades del tercer mundo, sino de las europeas que rivalizan con Barcelona.
El Raval ha sido un éxito de colaboración público privada. Más allá de otorgar el mérito a uno u otro partido, la sociedad política barcelonesa en su conjunto condujo su transformación. Y la ciudadanía contribuyó a ello, el ciudadano anónimo que tiene gran capacidad de adaptación al cambio. Y personas como el admirable y recientemente desaparecido Joan Casanovas, alma del ejemplar proyecto educativo e integrador Cintra; los responsables de la Escuela Vedruna, que alcanza unos resultados académicos excelentes pese a la dificultad que representa incorporar alumnos de cuarenta nacionalidades; o las empresarias como Elvira Vázquez que se comprometen de verdad con el barrio y desarrollan sus potencialidades.
No deja de sorprender el tipo de indignación de élites que jamás se interesaron por el Raval cuando denuncian continuamente ausencia de liderazgos y pérdida de valores. El Raval está lleno de líderes anónimos y cargados de valores. Son el reflejo de una sociedad transformada que no quiere quedarse rezagada. Igual sucede en el ámbito económico, con muchos empresarios también anónimos que, si se dan las condiciones mínimas, volverán a crear empleo. En esa base, y no en ciertas élites, reside mi confianza en que nuestra economía y sociedad superará la crisis.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)