El Ararteko pide más implicación familiar en la transmisión de valores a los menores

Diario Vasco, 29-09-2009

DV. Los menores no sólo se educan en la escuela. Tal responsabilidad no puede caer únicamente en las manos del maestro. El entorno familiar juega un papel clave, fundamental en la formación de los menores que, a menudo, queda en un segundo plano en algunos hogares. El Ararteko, Íñigo Lamarca, puso ayer el acento en esta circunstancia con el fin de que las familias se impliquen más en la educación en valores de sus hijos y de que no dejen este aspecto educativo en exclusiva a las escuelas.

La cuestión es de vital importancia, a tenor de los resultados del informe La transmisión de valores a menores, presentado ayer por el Ararteko en el Parlamento de Vitoria. Según el estudio, niños y jóvenes mantienen actitudes «preocupantes» de rechazo a inmigrantes y homosexuales. Padres, educadores y el conjunto de la sociedad en general tiene trabajo por delante para reforzar valores positivos en los menores.

1.829 entrevistados

El informe extraordinario es el resultado de entrevistas a 1.829 escolares, de entre ocho y 16 años, es decir, de parte de primaria y de secundaria, y ha analizado si los menores asumen o no una serie de valores básicos, así como la incidencia de los diferentes agentes en su transmisión.

Según el informe, entre los jóvenes vascos predominan los valores materiales y superficiales, así como los relacionados con el respeto al medio ambiente. No muestran interés por temas religiosos, y sí lo hacen por la televisión, internet, escuchar música, o salir con los amigos.

En cuanto al trato hacia colectivos como el de los inmigrantes, homosexuales, o de etnia gitana, el informe desvela que todavía hay actuaciones intolerantes y de falta de respeto. Algunos datos que ilustran esta realidad es que el 30% de los niños de entre 8 y 10 años prefieren que no haya inmigrantes en su clase. Además, aunque la mayoría dice mostrar respeto hacia las personas homosexuales, un alto porcentaje, casi la mitad, asegura que les produce rechazo ver a una pareja de personas del mismo sexo besándose.

Estos porcentajes empeoran incluso con la edad y son mayores entre los niños de 10 a 12 años. Lamarca sostuvo que «queda todavía mucho por hacer en la aceptación del otro».

El informe también alerta del uso «abusivo» que los jóvenes hacen de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación, a los que dedican un tiempo «excesivo, sin control o con apenas control» por parte de los padres.

Sólo uno de cada cinco niños de 7 y 8 años utiliza internet siempre en presencia de sus padres y más de la mitad lo hace solo o en compañía de amigos y el control paterno no aumenta con la edad. Este fenómeno se repite también en muchos casos cuando los hijos ven televisión o juegan a videojuegos, lo que da lugar en ocasiones, según el Ararteko, a «usos abusivos o perniciosos».

Estos usos se concretan en el uso excesivo de las nuevas tecnologías; escaso o nulo control de los padres de dicho uso; prácticas de riesgo en internet como proporcionar datos personales, quedar con desconocidos o acosar y ser acosado; consumo de videojuegos sexistas o violentos… Hay que tener en cuenta que poco más de una cuarta parte de los niños de entre 8 a 10 años no usa internet.

Actitudes solidarias

Los jóvenes también muestran un alto grado de satisfacción con respecto a su familia, a sus amigos o a sus profesores, así como actitudes solidarias con personas discapacitadas. Además, indica que para los jóvenes, la principal vía de recepción de valores es la familia.

Así, el estudio constata el «limitado» papel de la escuela en el fomento de los valores entre los jóvenes, y denuncia que se «descargue» en ella esta tarea, cuando debería corresponder a la familia.

En esta línea, Lamarca advirtió de que la familia debe «tomar conciencia» de su importancia en este área y participar de forma «más activa» en la transmisión de valores, al considerar que «no puede dejar sólo en manos de la escuela» esta materia. Algunas familias «hacen dejación de su responsabilidad» e incluso transmiten «contravalores».

Para el Ararteko las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral deben mejorar su eficacia para que los padres y madres dispongan del tiempo necesario para educar a sus hijos. Un tiempo que, por ejemplo, parece que no disponen muchos padres de cara a controlar a sus hijos cuando utilizan internet, juegan a la consola de videojuegos o ven programas de televisión.

El análisis de la oficina del Ararteko también propone elaborar un plan integral de educación en valores, mejorar la colaboración entre escuela y familia, «cuidar» la programación televisiva en horario infantil, y evitar la formación de «guetos» en los centros escolares, entre otras recomendaciones.

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