A cara descubierta

El Correo, MELCHOR SÁIZ-PARDO, 29-09-2009

Con la cara descubierta, desde el mentón hasta las cejas. Fátima Hssisni, la testigo del juicio contra una célula islamista que se negó a declarar la pasada semana sin quitarse el burka, accedió ayer a ser interrogada en la Audiencia Nacional a cara descubierta, como había pactado con el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez. El rostro de Hssisni, hermana de un terrorista que se suicidó en Irak, no obstante, sólo pudo ser observado por el tribunal y la Fiscalía; ni por los abogados, ni por el público.

La expectación fue máxima. Una decena de cámaras grabaron la llegada de Fátima Hssisni, envuelta en su burka negro y azul y sin dejar ver ni siquiera sus manos. A las puertas del tribunal, la testigo marroquí, nacionalizada española, aseguró que la polémica suscitada por su atuendo es propia de «ignorantes». «El gran enemigo del ser humano es la ignorancia», insistió antes de explicar que «en otros países europeos se ve con mucha más normalidad» el hecho de que las musulmanas luzcan esa prenda.

Hssisni estuvo 45 minutos ante el tribunal. Apenas llegó al estrado, Gómez Bermúdez le advirtió que no podía ocultarse tras el burka porque las leyes españolas obligan a la publicidad en el proceso. Esta vez no hizo falta más. La testigo, muy pendiente de no mover el tronco un milímetro para no dejar ver su cara más allá de lo debido, retiró los dos velos que cubrían su faz y comenzó a ser interrogada.

«Orgullosa» del suicida

El grueso de las preguntas versó sobre su hermano, quien en enero de 2005 perpetró un atentado suicida en la ciudad iraquí de Faluya. La mujer, que pasó dos años en la cárcel tras ser detenida en 2006, reconoció que el ‘kamikaze’ le llamó para informarle de que estaba en un campo de entrenamiento de Al – Qaida en Irak. Meses después una segunda llamada comunicó a sus padres que su hijo se «había casado» (suicidado, en el argot terrorista). También hubo preguntas sobre otro de sus hermanos, capturado en Siria cuando trataba de llegar a Irak para integrarse en la red que dirigía Abu Musab Al Zarqawi.

A su salida del tribunal con su marido, Hssisni se felicitó de haber podido declarar sin que las cámaras captaran su rostro. Cuando un periodista preguntó si se sentía orgullosa de lo que su hermano había hecho en Irak respondió «claro que sí», aunque su marido la corrigió: «¡¿Cómo va a estar orgullosa?!». La mujer se despidió al grito de «Allahu Akbar» («Alá es grande»).

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