crimen de honor

Un marroquí mata en Italia a su hija por irse a vivir con un católico

La Voz de Galicia, María Signo | Corresponsal, 21-09-2009

La madre de la víctima justifica y perdona la acción de su marido y dice que la equivocada era la joven

La degolló porque creía que Sanaa, de 18 años, se había occidentalizado demasiado y deshonraba a la familia

La madre de la víctima justifica y perdona la acción de su marido y dice que la equivocada era la joven

Sanaa se sentía italiana y hacía pocos días había decidido irse a vivir con su novio Massimo de Biasio. Para su padre suponía una afrenta a la que decidió poner fin acuchillándola sin ninguna piedad. Los hechos ocurrieron hace pocos días en Pordenone, en el noroeste de Italia, y donde la familia de El Ketawi, marroquí de 45 años, vivía desde hace ocho años.

Hacía días que el padre quería matar a la hija de 18 años que lo había ofendido y para ello había comprado un cuchillo. Esperó el automóvil de Sanaa y a Massimo en una carretera cercana a un bosque y los obligó a detenerlo. Tras una fuerte discusión, El Ketawi sacó el cuchillo. Massimo intentó en vano interponerse y recibió una cuchillada, mientras la joven intentaba escapar corriendo. Un golpe en la garganta acabó con su vida.

El padre fue detenido poco después en su casa por los carabinieri. Se había cambiado la ropa manchada de sangre mientras contaba a su mujer lo que había pasado, aunque pensaba que solo había herido a Sanaa. Pero no se ha arrepentido.

El Ketawi confesó que sabe que lo condenarán a cadena perpetua, pero aún así «tenía que hacerlo», dijo en el momento del arresto. Eran días que «no comía ni dormía» de la rabia. La vergüenza ante los demás miembros de la comunidad marroquí era enorme. Todos dicen que era un hombre violento, sobre todo con su hija, que, según él, se había «occidentalizado» demasiado. La gota que colmó el vaso fue la decisión de Sanaa de irse a vivir con Massimo, de 31 años, propietario del restaurante en el que ella trabajaba como camarera. No solo eran 13 años los que separaban a la joven del italiano, lo peor para El Ketawi era que él era católico y ella musulmana. Motivos más que suficientes para hacerle perder la cabeza.

«Estoy dispuesta a perdonarlo»

La madre, Fatna, apoya al marido y lo justifica: «Sanaa se ha equivocado. A él estoy dispuesta a perdonarlo, es el padre de mis hijos. Estamos casados desde hace 22 años», contó en televisión. Con ella quedan ahora las otras dos hijas del matrimonio, de 7 y 4 años. En el funeral se negó a saludar a Massimo de Biasio, a quien considera el culpable de lo sucedido.

En la ceremonia religiosa oficiada el sábado, el hermano de El Ketawi, Mohammed Dafani, pidió perdón a todos: «Mi hermano estaba enfermo, la religión no tiene nada que ver con lo que ha hecho». Allí también estaba Massimo, que muy afectado y conmovido se abrazó con Wafaa, la hermana de 7 años de su novia.

La historia ha desatado una gran polémica y horror en toda Italia y ha traído a la mente otros casos como el de Hina, la joven paquistaní asesinada hace dos años por su padre.

La comunidad islámica ha querido desmarcarse del caso definiéndolo como de violencia de género y no religiosa. El ministro de Exteriores, Franco Frattini, mostró ayer su preocupación por una inmigración a la que le cuesta aceptar la igualdad entre hombre y mujer. Como había dicho el imán de Pordenone, Mohammed Ouatik, también para lograr la integración es importante el respeto recíproco.

Clima de violencia

La mejor amiga de Sanaa, Donatella Franceschetto, habla de un clima de violencia en la familia Dafani. Había intentado convencerla para que volviese a casa, y más tarde, la había avisado del peligro que corría. Sabía que el padre la buscaba y le mandó un mensaje telefónico que ella no escuchó.

«Muchas veces se oían gritos en la casa», cuenta una vecina. Y se habla de las amenazas que la pareja había sufrido en los últimos días. Los amigos confirman el deseo de la joven de tener una vida como ellos, trabajar y ganar dinero para independizarse de un padre violento.

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