Expulsan a migrantes refugiados 

Prensa Libre, 16-09-2009

Al menos 30 mil guatemaltecos que huyeron de la guerra interna hacia EE. UU. hace más de 15 años corren peligro de deportación, pues los trámites para asilo político se quedaron estancados. Varios migrantes ya han tenido la mala suerte de ser devueltos al país.

Líderes de organizaciones de guatemaltecos en EE. UU. están preocupados por el nuevo acoso por parte de autoridades de migración a los indocumentados que llevan entre 10 y 25 años de residir en ese país, pues al parecer la intención es expulsarlos, pese a que solicitaron asilo político en aquella época.

David Quiroa, presidente de Alianza por Guatemala e intérprete de varios guatemaltecos que asisten a citas a la Oficina de Inmigración y Aduanas, está impactado por el conocimiento que los agentes tienen de Guatemala, por lo que logran respuestas erradas de los migrantes, y toman ventajas para su deportación.

“Conocen mucho de geografía; por ejemplo: Si usted tenía problemas en Quiché. ¿Por qué no se fue a Flores, Petén?, también preguntan por el nombre de la tienda del barrio El Gallito donde aquel migrante compraba; hasta mencionan el nombre del dueño. Son preguntas muy complicadas”, expresó Quiroa.

Varios connacionales lograron escapar a EE. UU. antes de la firma de la paz y optaron por pedir asilo político en ese país. “Los agentes que llenaron la papelería no eran profesionales; luego, la mayoría de inmigrantes no le dio seguimiento a su caso”, expuso Quiroa.

Maricela García, representante del Foro de Políticas Latinas en Chicago, comentó que los 30 mil migrantes que pidieron asilo están en la lista de los más buscados por el FBI, ya que la mayoría de estos no ha querido salir de EE. UU.

“Para este país, en Guatemala ya no hay guerra, así que los están deportando. Van por connacionales que ya llevan casi una vida en este país. Los buscan en sus hogares en horas no adecuadas, y frente a sus hijos se los llevan como criminales”, se lamentó García, y añadió que se trata de gente que tributa y no tiene problemas con la justicia.

Para la activista, es necesaria una negociación urgente de gobierno a gobierno, pero considera que la verdadera solución está en la reforma migratoria que a gritos pide Centroamérica a EE. UU. “La gente está ilusionada, pero la reforma no será aprobada sino hasta que se aprueben las reformas al sistema de salud pública”, reconoció García.

La intranquilidad que invade a los migrantes es la separación familiar y la crisis social a la que se enfrentarían al retornar a su patria.

María de Par, que reside en Rhode Island, refirió que su esposo, Juan Par, fue deportado a finales del año pasado, luego de haber vivido 18 años en ese país. De Par narró que una mañana Juan salió de la casa a depositar la basura, y los agentes de migración lo apresaron y se lo llevaron sin que su familia se diera cuenta.

“Juan vive en Quetzaltenango, pero no ha conseguido trabajo. Yo tampoco laboro, y la ayuda que recibimos del Gobierno de EE. UU. es mínima”, expresó De Par.

El vicecanciller Miguel Ángel Ibarra aseveró que el Gobierno de Guatemala solicitó a la Secretaría de Estado de EE. UU. que se regularice a los indocumentados que pidieron asilo político. “Mientras no se sancione la reforma migratoria, nuestros connacionales corren grave peligro de enfrentarse a la ley”, admitió.

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