TECúN UMáN “Resulta espeluznante y repugnante conocer las historias de los migrantes guatemaltecos que regresan deportados de México”, dijo el padre Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante Sin Fronteras, al respecto de lo que pasan los indocumentados que buscan el sueño americano.

“Bandas del crimen organizado los asaltan, extorsionan y, al no encontrar lo que buscan, los violan; también a los hombres”, lamentó Barilli.

Los Zetas (brazo armado de Cartel del Golfo) han hecho de la frontera su feudo: quien quiera pasar, debe pagar, y si no, atenerse a las consecuencias.

“Ver a los Zetas es como si se te apareciera el diablo; si te agarran te puede pasar de todo”, contó José, un campesino chiquimulteco que logró escapar de un asalto en Tenosique.

Decenas de testimonios como este se escuchan a diario en la Casa del Migrante Sin Fronteras.

Barilli dijo que las violaciones a los indocumentados son más graves en Guatemala, Honduras y El Salvador, por lo que solicitó la intervención de las autoridades. En lo que va del 2009, ese centro de acogida ha dado albergue a tres mil 500 indocumentados .

José Luis Chea Urruela, embajador de Guatemala en México, confirmó a una agencia de noticias de ese país que para los migrantes centroamericanos pasar por Guatemala se ha vuelto complicado.

“Para evitar el ataque de delincuentes o narcotraficantes, están buscando otras fronteras, como La Mesilla o Petén”, dijo Chea.