La controvertida política de inmigración italiana, que en los últimos meses se ha traducido en el rechazo de embarcaciones en alta mar para devolverlas a Libia, es duramente censurada por la ONU en el discurso que hoy pronunciará la alta comisaria para los derechos humanos, Navi Pillar. El texto, anticipado en vísperas de la 12 sesión del consejo sobre esta materia en Ginebra, denuncia que en muchos casos los inmigrantes son abandonados a su suerte, «como si fueran barcos de residuos peligrosos». Además califica de «degradante y discriminatorio» el trato a los gitanos en Italia.

Italia ha enviado de vuelta a Libia a más de mil personas desde mayo, cuando se pusieron en marcha los acuerdos con Gadafi. No obstante, el Gobierno dice que acompaña a los barcos a puerto. La medida es efectiva, pues las llegadas de botes a la isla de Lampedusa se han reducido en un 90%: 700 personas frente a las 13.000 de 2008. Sin embargo, se haría de forma indiscriminada, sin comprobar la identidad de los inmigrantes, vulnerando el derecho de asilo. «Se abandonan y rechazan inmigrantes sin verificar si huyen de persecuciones, en violación del derecho internacional», acusa Pillar.

Críticas de la UE

De hecho la fiscalía de Agrigento ha abierto una investigación y hace dos semanas la UE pidió explicaciones a Italia. «Todo ser humano tiene derecho a presentar una petición de refugiado», acusó un portavoz de la Comisión. La indignada reacción de Berlusconi fue exigir que ningún portavoz pueda hablar. Ayer el Gobierno italiano no se dio por aludido y replicó que su país es el que salva mayor número de vidas en el Mediterráneo. La inmigración es uno de los grandes debates en Italia, con una política marcada pora la Liga Norte, que aplica mano dura, y la oposición de la Iglesia, que habla de un «nuevo Holocausto». La reclamación de fondo de Italia, como España, es una política común europea para repartir la gestión del problema.

Pero también Malta está aplicando normas peculiares. La ONU cita expresamente el trágico episodio de agosto, donde ambos países se pasan la pelota, en el que murieron 73 personas y sólo sobrevivieron cinco. Lo demencial es que el bote fue visto por al menos diez naves y los últimos cinco fueron finalmente interceptados por la marina maltesa, pero sólo se limitaron a darles carburante, chalecos, agua y alimento y les indicaron que siguieran hacia Italia.