Con 31 años, en septiembre de 1978, se marchó a África, a Burkina Faso, para trabajar con los misioneros de los Padres Blancos enseñando a jóvenes y mujeres. Allí, entre los 9.000 habitantes del pueblo de Nouna, pasó más de cuatro años. Conoció otras culturas y creencias y viajó a más países del África subsahariana como Malí, Togo, Ghana o Costa de Marfil. «La moneda que he recibido en África la tengo que devolver a los africanos que llegan a Sevilla», dijo.

A su regreso a Sevilla, con un pequeño grupo de amigos comprometidos con la justicia social, la profesora fundó en 1985 Sevilla Acoge, que hoy lleva a gala haber sido «la primera asociación sin ánimo de lucro creada en España con el fin específico de trabajar con inmigrantes». Enseguida se fundaron colectivos homólogos en toda Andalucía y en España.

El movimiento creció y a mediados de los 90 ella participó en la creación de una red estatal, el Consorcio Español de Formación y Acción (Cepaim), implantado en diez comunidades y de la que ha sido su presidenta hasta su fallecimiento. Reyes García de Castro murió dos años después de que le diagnosticaran un cáncer de estómago. Tenía 62.

La activista se adelantó al cambio social que viviría España, al trenzar desde temprano una red asociativa que se proponía ayudar a la integración plena del inmigrante pero sin forzarlo a renunciar a su identidad. Aquella mujer que no se sintió blanca en África contribuyó a crear la figura del mediador intercultural. Hoy, en Sevilla Acoge trabajan personas de 14 países.

Salir a conocer el mundo era una misión difícil para una mujer en la Sevilla de los años 60, pero Reyes García de Castro Martín – Prat se impuso a todas las convenciones sociales de la época.

Reyes García de Castro, cooperante, nació en sevilla en 1947 y murió en la misma ciudad el 1 de septiembre de 2009.