Polémica en la calle

La prostitución vuelve a ponerse en el centro del debate tras los sucesos de Barcelona. En Málaga, vecinos y empresarios de polígonos reclaman una regulación, mientras que las ONG abogan por trabajar en su erradicación

Diario Sur, AMANDA SALAZAR, 13-09-2009

Barcelona, barrio del Raval. Las prostitutas se han instalado en los arcos del mercado de la Boqueria y la plaza de la Gardunya. Centro de Madrid. En la calle Montera y sus aledaños los vecinos consiguen que el Ayuntamiento instale cámaras de videovigilancia para disuadir a los clientes. Málaga. La alameda de Colón sigue siendo un punto caliente y en las aceras del polígono Guadalhorce las jóvenes venden su cuerpo al mejor postor.

La prostitución vuelve a ser noticia como lo ha sido tantas otras veces. La polémica salta cuando los vecinos de algún lugar de España ya no pueden más y acuden a los medios de comunicación esperando que la difusión del problema haga actuar a las autoridades competentes. Normalmente, aflora de nuevo cuando llega la calma. La prostitución en la calle se ha convertido en una realidad que afecta a todas las grandes ciudades españolas. Málaga tampoco se escapa. Pero, ¿hay una solución para la prostitución? Erradicación, regulación, legalización… distintos colectivos e instituciones de la provincia hablan sobre el oficio más antiguo del mundo.

Vecinos desesperados

Pedimos su opinión a Pedro Pérez, presidente de la asociación de vecinos Centro Sur, de la alameda de Colón. Cuando le llamamos, está en la comisaría poniendo una denuncia por amenazas. Hace unos días acompañaba a algunos periodistas a los puntos más conflictivos de la zona y una prostituta empezó a increparle. «Me dijo que me iba a cortar el cuello y que estaba muerto por llevar a la prensa, porque estábamos acabando con sus clientes», recuerda.

Éste es un ejemplo del cariz que ha tomado la batalla entre vecinos y prostitutas, que dura ya más de dos décadas, sin resultados. «Los pisos de la zona se han depreciado y no podemos irnos ni aunque queramos, porque nadie quiere comprarlos», asegura. Están desilusionados y el tiempo hace mella en su ánimo, porque ven que las promesas de los políticos se quedan en humo. «No podemos dormir por los escándalos que montan, encontramos de todo en nuestros portales y aparcamientos, y no podemos dejar a nuestras hijas que salgan solas por la noche por temor a que les ocurra algo», critica, con palabras de reproche también hacia el «abandono» de los políticos.

No son los únicos afectados. En la barriada de Maqueda los vecinos se han puesto en pie de guerra desde que instalaron un burdel a las puertas del IES María Victoria Atencia. «¿Qué educación estamos dando a los niños si ven constantemente señores entrando por esa puerta», se queja una vecina.

Polígono caliente

La alameda de Colón es el último reducto de prostitución en el Centro, tras la demolición de las viejas casas del Muro de las Catalinas, junto a la calle Carretería. La mayoría son españolas, muchas maduras con clientes fijos, y algunos travestis. En el polígono Guadalhorce se concentran las jóvenes, algunas sospechosamente jóvenes, casi todas inmigrantes.

La presidenta de la Asociación de Polígonos de Málaga (Apoma), Ana López, ha visto desde su despacho, en una cuarta planta de uno de los edificios enclavados en la zona industrial, escenas dignas de una película de porno duro. «La situación es insostenible, hay prostitutas a todas horas y todos los días de la semana y muchas completamente desnudas», indica. López señala que desde la asociación se ha intentado buscar una solución en múltiples ocasiones, pero sin ningún resultado. «Nos hemos reunido con todas las instituciones, pero lo cierto es que seguimos conviviendo con las prostitutas aunque no lo queramos».

López denuncia que el ejercicio de este oficio genera inseguridad y suciedad en la zona. «Encuentras por todas partes preservativos y las empleadas que vienen a trabajar a las empresas lo pasan mal porque las confunden con meretrices», dice. Además, lamenta la mala imagen que da a los clientes que van a hacer negocios al polígono.

López es consciente de que se trata de una realidad compleja y que no se resolverá con una sola acción sino con actuaciones conjuntas desde los municipios, Junta de Andalucía y Gobierno central. Propone medidas legales, policiales, de persecución de los clientes e incluso de carácter fiscal, además de programas de salud pública e higiene.

María (nombre ficticio) es prostituta. Ahora ejerce en un discreto piso y se anuncia en la prensa, pero durante muchos años hizo la calle. Es difícil contar con la opinión de las prostitutas porque en Málaga no existe ningún colectivo que les dé voz y son muy reacias a hablar con la prensa. María cree que la solución está en la legalización de la profesión. Así, dice, las chicas no pasarían tantas penurias porque habría más locales en los que trabajar e incluso juntarse varias y crear su propio prostíbulo «en el que no te controle ningún hombre». «Nunca van a acabar con esto porque si hay demanda, hay oferta», afirma, mientras que dice que la mayoría de las chicas vende su cuerpo por necesidad, no por gusto.

La entidad que trabaja más de cerca con las prostitutas de la capital es la ONG Mujer Emancipada, que recibe subvenciones del Área de Bienestar Social del Ayuntamiento y del Instituto de la Mujer. En el polígono Guadalhorce han instalado el centro Café y Calor, desde el que se acercan a las prostitutas para conocer su realidad. Juan José Caldera explica que la función de la asociación es de disminución de riesgo. Es decir, que no se cuestionan moralmente la situación, sino que trabajan para ofrecerles apoyo sanitario o legal y una alternativa en el caso de que quieran dejar el oficio.

Ofrecer alternativas

«No creemos en su legalización porque la prostitución es una forma de violencia contra la mujer, de alguna u otra forma se ven obligadas a ello; por eso, hay que trabajar para erradicarla», indica Caldera. Aunque eso signifique seguir como estamos mientras tanto. Regular la prostitución para ejercer en un local tampoco es la panacea, a su juicio. «Quedarían fuera todas las mujeres en situación irregular», dice. Además, estar en un local de alterne tampoco les cura de agresiones y abusos, y explica que en muchos burdeles se les explota con más de nueve horas de trabajo diarias. Además, recuerda que la prostitución viene acompañada de otros problemas como drogas, problemas psiquiátricos y emocionales.

José Roca, portavoz de la Asociación de Locales de Alterne (Anela), opina que lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado. «Ahora están en la calle y también son víctimas de mafias y proxenetas, si se diesen de alta como autónomas y estuviesen en un local habilitado, el Estado podría hacer inspecciones para comprobar la legalidad del negocio», argumenta. Ahora mismo, los clubes de alterne trabajan con permisos de hoteles, salas de fiestas, discotecas o cafés. El vacío legal no afecta a estos locales, que buscan fórmulas para hacer negocio.

Caldera, de Mujer Emancipada, cree que cualquier medida que se tome a nivel regulador es inútil si no se hace una campaña de sensibilización paralela: «La sociedad es muy tolerante con los que utilizan a las prostitutas». Lo mismo opina Mariví Romero, concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Málaga, quien recuerda que algunas despedidas de soltero y fiestas de empresa acaban en los burdeles y está totalmente asumido.

Ordenanza a estudio

Por eso, una de las medidas que proponía la ordenanza de prostitución era multar a los clientes que acudiesen a requerir estos servicios en la calle. Sin embargo, la norma aún no ha llegado más de un año después de su anuncio. «Ahora está en estudio jurídico y estamos viendo cómo funcionan las medidas que están tomando otras ciudades, pero lo cierto es que, sin una regulación a nivel estatal, todo lo que hagamos no servirá de nada», asegura, y destaca la labor de Mujer Emancipada. «En año y medio, han sacado de la calle a 25 mujeres. Pueden parecer pocas, pero es una labor de intervención muy compleja» incide Romero, y recuerda que existe un dispositivo de acogida para estar mujeres que se intensifica cuando se trata de víctimas de las redes.

Para Pilar Oriente, directora del Instituto de la Mujer, la solución de la prostitución no pasa por su legalización. «Teniendo en cuenta que el 80% de las chicas no lo ejercen de forma libre, sino que están obligadas, no podemos regularlo sin vulnerar aún más a estas mujeres», argumenta. El problema radica en que hay hombres que piden estos servicios. «Hay que educar a los jóvenes en una sexualidad sana, para que no piensen que es normal pagar por practicar sexo», agrega.

En la Costa también prolifera la prostitución en la calle, aunque en mucho menor grado que en la capital. En Benalmádena, los empresarios del entorno de Puerto Marina han mostrado su preocupación en varias ocasiones, mientras que en Fuengirola, la presencia de mujeres ofreciendo sexo a cambio de dinero suele darse en las callejuelas de las zonas de ocio próximas al paseo marítimo, una situación que llevó al Ayuntamiento que preside Esperanza Oña a reclamar el pasado año a la Subdelegación del Gobierno la elaboración de un plan específico. En el interior abundan los burdeles pero apenas existe prostitución de calle.

Hay una palabra que han repetido todos los colectivos y autoridades que han participado en este reportaje: hipocresía. La sociedad y las autoridades españolas esconden la cabeza ante la situación. Mientras, el mercado de la carne continúa abierto 24 horas.

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