La leyenda del Barrio Chino no muere nunca: «meublés», casas de tolerancia, gomas y lavados… La polémica por la prostitución callejera y el sexo «out door» ha coincidido con el anuncio por parte del gobierno municipal de que quiere suavizar la normativa con objeto de fomentar la apertura de prostíbulos en el Raval.
La idea, bien acogida entre comerciantes y colectivos que se dedican a la ayuda de las prostitutas, ha sido en cambio rechazada de plano por la oposición municipal, que denuncia que la pretensión de propiciar los «meublés» viene a ser algo así como un fomento de la prostitución desde la administración.
Desde el distrito, y ayer también el alcalde Jordi Hereu, se defiende el proyecto como una salida posibilista, una manera de llevar al interior de locales lo que ahora se ejerce al aire libre.
Para el líder de CiU en el Ayuntamiento, Xavier Trias, la medida es una «salida fácil y cobarde», así como «un paso atrás en la regeneración del barrio». Para Alberto Fernández, al frente del grupo del PP, la iniciativa municipal es contradictoria: «Primero se piden más medidas legales para poder luchar con más eficacia contra la prostitución», y después se la «favorece» ayudando a la apertura de prostíbulos. La iniciativa de la concejal Itzíar González tampoco agrada al republicano Jordi Portabella, para el que favorecer los «meublés» es otorgar de facto al Raval la condición de «zona roja, o barrio en el que se tolera de principio la prostitución.
Montilla amonesta a Hereu
Por su parte, el presidente de la Generalitat, José Montilla, desautorizó de nuevo al alcalde al recordar que «aquellos que piensan que con una ley como pidió Hereu se soluciona el problema se equivocan». También se manifestó sobre la polémica el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien se mostró partidario de prohibir la prostitución en las calles a través de ordenanzas municipales, y no de una regulación estatal.