Las prostitutas piden su regulación y se creen víctimas de una "caza de brujas"

Un colectivo de meretrices de Barcelona exige la regulación de su profesión y pide que se reabran los hostales para evitar que ejerzan en la calle. Se han quejado del acoso policial y de que se haya vulnerado su derecho a la privacidad. "Necesitamos un espacio digno", demandó una de las prostitutas del Raval.

El Día, EFE, Barcelona, 11-09-2009

Las prostitutas que ejercen en Barcelona denunciaron ayer ser víctimas de una “caza de brujas”, exigieron su regulación y reclamaron participar en el desarrollo del Plan de Usos de Ciutat Vella para reabrir los “hostales-meublés” y no tener que trabajar en la calle.

Arropadas por asociaciones de vecinos y entidades de apoyo a la mujer, un grupo de prostitutas, en representación del colectivo, compareció ayer en rueda de prensa para exigir “respeto y diálogo” en el debate abierto a raíz de la publicación de unas fotografías de meretrices practicando sexo retribuido en la calle.

En nombre del colectivo, María y Tania que llevaban su rostro cubierto con una máscara de colores denunciaron la “cruzada” de la que están siendo víctimas, insistieron en que no son delincuentes, sino personas, y exigieron poder ejercer su profesión de forma regulada y digna.

Por este motivo, valoraron positivamente el anuncio de la concejal del distrito de Ciutat Vella, Itziar González, de que se podría permitir en el Raval la reapertura de prostíbulos legales, a través de la modificación del Plan de Usos de Ciutat Vella.

En este contexto, exigieron poder participar en el desarrollo de este proyecto para lograr la reapertura de los pequeños “hostales-meublés” que antaño caracterizaban el Raval y que se clausuraron a raíz de la entrada en vigor de la nueva ordenanza del civismo, que establece que debe haber una distancia mínima entre estos locales y otro tipo de instalaciones, como las escuelas.

“Necesitamos un espacio digno”, clamó María, que se mostró convencida de que si se logra la reapertura de estos locales o incluso que haya bares con conexión a pisos para el ejercicio de la prostitución, la mayoría de meretrices abandonarían la calle.

No obstante, admitió que habría una minoría que seguiría en la calle porque “hay chicas que no quieren estar encerradas”.

En un sentido alegato de su profesión, María reivindicó la necesidad de regularizar la prostitución, como ocurre por ejemplo en su país de origen Uruguay, puesto que lo que quieren es que las dejen trabajar en paz, con derechos y deberes y con dignidad.

“La prostitución va a morir con el mundo. Yo elegí ser prostituta y moriré siendo prostituta”, remarcó, antes de subrayar que la represión policial no servirá para acabar con el considerado oficio más antiguo del mundo.

María también se ha quejado de la “hipocresía” que está rodeando el debate sobre la prostitución, ya que considera que muchos de los que se han escandalizado públicamente por las imágenes de sexo retribuido en la calle “son los que luego van a clubes donde pagan 400 o 500 euros la noche”.

“También a mí me gustaría trabajar en clubes y que me llamara alguien como Berlusconi y me pagara mil euros, pero no tengo tanta suerte y trabajo en la calle Robadors”, ironizó.

El colectivo de las prostitutas se quejó de que el acoso policial y mediático al que se han visto sometidas ha vulnerado su derecho a la privacidad muchas de ellas ejercen sin que lo sepan sus familiares o vecinos y además ha asustado a los clientes, ya que “el 80% están casados”, según María.

Las prostitutas contaron con el respaldo de varias asociaciones de apoyo a la mujer, como Género, Àmbit Dona o Lloc de la Dona, además de SOS-Racisme, el Colectivo de Transexuales, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona y el departamento de Defensa de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Barcelona.

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