Prostitutas y visión andrógena

La Vanguardia, , 11-09-2009

Eulàlia Solé
La opinión pública anda revuelta con el espectáculo callejero de prostitutas y clientes. No es nada nuevo, como no lo son las frecuentes quejas ante la prostitución de carretera. De pronto, las crestas del iceberg emergen más de lo común y la gente de su casa pone el grito en el cielo. Algo habrá que hacer, pues; para que la ciudad luzca bien, para que los niños no atisben desde el coche en marcha transacciones que ven feas, aunque no las entiendan.

Lo más asombroso es que se habla mucho de prostitutas, poco de clientes y casi nada de proxenetas. Tres elementos humanos con derecho a transitar a sus anchas al aire libre, ya que no existe una ley que lo prohíba. Personas corrientes, políticos y demás han criticado la propuesta de ICV de habilitar determinadas zonas para este cometido. Realmente, suena raro, pero es que el Código Penal afirma que practicar sexo en la calle no es delito, salvo ante menores de edad o discapacitados. Entonces, ¿a qué vienen tantos aspavientos e hipocresía?

A los hombres se les deja tranquilos, salvo en Suecia, donde se les multa por pagar para copular. Aquí suele haber redadas de prostitutas, pero nunca de clientes. Tampoco se sabe de detenciones de proxenetas. Dicen que resulta difícil acusarlos porque las mujeres que deberían testificar tienen miedo de sus captores y no lo hacen. Por otra parte, a menudo pertenecen a redes internacionales, y parece ser que ni siquiera la Interpol, tan eficaz en otros menesteres, tiene éxito en este.

Algunas personas abogan por la legalización de prostíbulos, con lo cual la extorsión dejaría de mancillar la vía pública. La trata de blancas continuaría, aunque así los engañadores parecerían respetables. Quizás no se pueda hacer otra cosa en un mundo con mentalidad y gobierno andrógenos. Las mujeres están ahí para satisfacer los deseos de los hombres. Y ahondando más en la organización del mundo, chicas como por ejemplo las subsaharianas son misérrimas, y son engañadas porque nuestro planeta tan desigual obedece al designio de los gobernantes masculinos. ¡Pobres chicas, ellas!… Expulsadas de su tierra por la miseria, explotadas por chorizos y por clientes, desterradas de barrio en barrio. Víctimas de un mundo guiado por el poder, los conceptos y las pautas de los hombres.

E. SOLÉ, socióloga y escritora
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