Obama anuncia que el pueblo americano no puede esperar más la reforma sanitaria

Diario de noticias de Gipuzkoa, Barack obama, 11-09-2009

El plan que quiere poner en marcha tendría un coste de 900.000 millones de dólares

Nueva York. Contundente y dispuesto a golpear fuerte. “Se acabó el tiempo de las riñas. El tiempo de los juegos ha terminado. Ahora es tiempo de acción”. Tras meses en la defensiva, el presidente Barack Obama saltó ayer al cuadrilátero del Congreso de los Estados Unidos para pedir la aprobación de la reforma del sistema de salud del país porque el pueblo americano “ya no puede esperar más”.

Obama aseguró que cada día 14.000 estadounidenses pierden su seguro sanitario, y ya son 40 millones sin protección, y que cada año, miles acaban en la bancarrota por enfermar. “Somos la única democracia avanzada de La Tierra, la única nación rica, que permite estas penurias a millones de personas”.

La reforma sanitaria es uno de los combates más importantes de su presidencia. En juego está su prestigio y credibilidad ya que es una de sus grandes promesas. Además, su índice de aprobación sigue bajando y necesita frenar el cierto éxito de la derecha en generar temor y confusión sobre las propuestas de la reforma. Consciente de ello, Obama fue ayer un hábil púgil y repartió golpes a los detractores más acérrimos de su plan. Con un “no es cierto”, empezó a enumerar “las mentiras” de sus adversarios.

El presidente aseguró que su plan no financiará abortos, no pretende un monopolio del gobierno sobre el sistema de salud, ni tampoco dará cobertura a los inmigrantes indocumentados. Asimismo, Obama asestó un golpe indirecto a la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin. “Algunos políticos prominentes han asegurado que creará paneles burocráticos con poder para matar ancianos”, dijo. Un ataque que tildó de gran mentira, cínico e irresponsable.

Pero el presidente no quiso noquear a nadie y menos a sus rivales republicanos a quien tendió la mano para que apoyen una reforma que considera imprescindible. Por eso, Obama reiteró su preferencia por crear un seguro público, que permitiría conseguir una cobertura sanitaria universal, sin colocarlo como una condición no negociable de la reforma.

Bajo su plan, todos los estadounidenses podrían adquirir un seguro, a los grandes empleadores se les requeriría brindar seguridad a sus trabajadores, y establecería la obligación para las aseguradoras de aceptar a ciudadanos ya enfermos.

El costo total de la iniciativa, consideró, rondará los 900 mil millones en diez años, aunque prometió reiteradamente que “el plan no aumentará nuestro déficit presupuestario”, una de las grandes críticas de la oposición republicana.

En su discurso también buscó golpes de efecto contando historias humanas. Como la de un estudiante de 23 años que se vio obligado a vender la casa familiar para costear las deudas médicas dejadas por su madre tras morir de cáncer.

Sin embargo, la guinda fue la lectura de un fragmento de una carta que recibió del senador Edward Kennedy, unas semanas antes de su muerte. “A lo que nos enfrentamos es sobre todo a una cuestión moral, en juego están principios fundamentales sobre la justicia social”.

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