Jornadas de 20 horas al día, persecuciones, coacciones, amenazas de muerte para ejercer la prostitución cuándo y cómo quiere el traficante… Las operaciones policiales para desmantelar redes de tráfico de mujeres ponen sobre la mesa las inhumanas condiciones de vida de muchas de las que ejercen la prostitución en las calles, pisos y clubes de alterne españoles. La Policía Nacional anunció ayer la desarticulación de dos organizaciones, una en Sevilla y otra en Valencia.

La red desmantelada en Valencia traía a brasileñas a España y las colocaba en un club de alterne. En Brasil les daban el billete de avión y 1.000 euros para entrar en el país. Una vez aquí, ellas debían devolver 4.000 euros a través de su trabajo en un local.

El problema eran las condiciones de ese trabajo: para pagar rápido su deuda tenían que aceptar jornadas de 20 horas y sólo se les permitía descansar un día a la semana. La cabecilla de la trama, según señala la Policía, era una brasileña de 25 años. Se han producido seis detenciones más, pero tres de ellas eran chicas sin papeles, posiblemente víctimas de la red de traficantes. Las otras tres eran mujeres de 34 a 47 años encargadas de vigilar y controlar a las prostitutas.

Una red de rumanos obligaba en Sevilla a prostituirse a mujeres de su misma nacionalidad. El control era total. Las llevaban en coche a sus lugares de trabajo – escoltadas por dos personas – , y las recogían al finalizar su jornada. Les quitaban gran parte del dinero que ganaban. Una de las víctimas relató a la policía como, por negarse a prostituirse, fue perseguida a mediados del pasado mes de julio por cinco coches, con dos personas en cada uno de ellos. Acabaron agrediéndola y amenazándola de muerte.

La policía logró identificar a los traficantes con la colaboración de las autoridades rumanas. Localizaron los lugares donde se trasladaba a las víctimas y los domicilios y centros de reunión de los miembros de la red. Se han producido siete detenciones por el momento. La operación sigue abierta.